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Harry

No le temo a nada, aunque creo que tengo miedo de Charlie.

No miedo de ella.

Miedo de tenerla.

De perderla.

Por qué, todavía no sé porque ella no me contará. Pero no puedo ignorar la sensación enfermiza en mis entrañas de que Charlie está profundamente contrariada y que podría perderla debido a eso.

Está ocultado algo. A ella misma, tal vez. Algo de verdad, sin duda. Demonios, ni siquiera estoy seguro de estar viendo a la verdadera Charlie la mitad del tiempo. No mucha gente ya me sorprende, pero Charlie sigue haciéndolo. En las pasadas cuarenta y ocho horas, me ha sorprendido al menos una docena de veces diferentes. En un segundo está tímidamente tensa contra mi toque, al siguiente acaricia mi polla cuando hay otras cinco personas en el otro extremo de la piscina. En un segundo, su labio está temblando como si una silenciosa e inexplicable batalla se estuviera desarrollando dentro de ella y en el siguiente, me está lanzando la parte inferior de su bikini con una sonrisa lasciva. Y ahora, está en mi habitación, sus ojos cerrados con fuerza.

Y siento que su humor ha cambiado una vez más. Parece cambiar con un chasquido de dedos.

Algunas veces me siento atravesar el exterior superficial a la persona que está debajo, sólo para preguntarme si es otra fachada. Algunas veces me pregunto si conozco algo de ella en absoluto. Algunas veces me pregunto si ella sabe quién es en realidad.

Nada de eso me ahuyenta. En cambio, me jala más hondo. Una mujer nunca me ha desconcertado de este modo, o me hizo sentir como si estuviera perdiendo el control.

Está escondiendo algo y supongo que es algo doloroso. Sé que le dije que no me importa y no lo hace, pero joder, quiero saber qué es. Preferiría conseguir sacarlo todo a la luz y seguir adelante. Claramente

sigue asustada. Quiero decir, si alguna vez hubo una oportunidad para que me admitiera algo, ¿habría sido anoche, durante mi propia purga? Debería haber sido tan fácil explicar quién es Ronald Sullivan para ella, por qué él estaba listo para darle un puñetazo. Pero continúa fingiendo que no pasó. Estoy pensando en traer a John aquí para seguir a ese idiota hasta que consiga respuestas.

Estoy pensando en pasar por la casa de Sullivan y sujetarlo en el suelo por la garganta hasta que consiga respuestas, más rápido.

—¿Qué? —La pregunta se desliza suavemente de sus labios mientras sus ojos se deslizan sobre mi pecho. No ha parado de hacer eso toda la noche.

Levanto el brazo para pasar mis nudillos sobre su mejilla, recién maquillada después de estar en la piscina. Ojalá se lo hubiera lavado todo. Ojalá también se quitara esos malditos lentes de contacto. Mi boca se abre, la demanda en la punta de mi lengua, cuando cierra los ojos y se inclina a mi toque, sus labios llenos abriéndose ligeramente. Siento su aliento caliente contra mi piel, trayendo una pulsación a mis bolas, recordándome cuan largo ha sido el día de hoy.

Que puedo ser un idiota decidido, algunas veces.

Realmente no puedo esperar más.

Con mi ayuda, su vestido golpea el suelo ruidosamente. Se queda quieta, observándome mientras desabrocho su sujetador y quito sus bragas sin ceremonias hasta que, en menos de treinta segundos, está desnuda para mí otra vez.

Prácticamente estoy salivando.

Sus dedos se estiran buscando mi cinturón, pero los agarro y la siento con cuidado en la cama. Me observa mientras me quito mis propios pantalones directamente enfrente de ella, deslizando mis boxers cortos sobre otra erección embravecida que Charlie me ha causado.

Four Seconds To Lose |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora