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Charlie

He renunciado a toda pretensión de irme hoy o mañana. Quizás me vaya en una o en tres semanas a partir de ahora. Pero no me iré hasta que sea absolutamente necesario.

Creí que la noche en el muelle había sido intensa, pero la noche de ayer la sentí de alguna manera vinculante. Harry me mostró que podía ser exigente pero suave, apasionado y todavía considerado. Emociones en carne viva, sentimientos que ni siquiera puedo comprender, y mucho menos verbalizar, me traspasaron con cada contacto íntimo cada vez que nos entregamos el uno al otro.

No entiendo cómo ni por qué he despertado el interés de Harry, pero voy a aferrarme a ello tanto tiempo como pueda.

Cada centímetro de mi cuerpo duele. Y, sin embargo, si Harry necesitara más de mí, se lo daría en este momento. Le daré todo lo que me sea posible. Lo qué no parece mucho, especialmente en comparación con lo que él me ha ofrecido libremente.

Me duele el corazón con ese conocimiento. No sé qué hacer. No veo cómo esto puede durar para siempre. Y sin embargo, ninguna parte de mí me permitiría irme en este momento.

Tal vez siente mi presencia porque Harry repentinamente se vuelve para clavar sus ojos en mí. Un ligero jadeo sale de mis labios. Su mirada se desplaza por mi cuerpo, sus labios curvados. —Espero que no te importe que haya revisado tu armario. —Mis dedos estiran la simple camiseta gris que estoy usando mientras avanzo por las escaleras. La encontré perfectamente doblada en el cajón superior y no pude dejar de ponérmela. Alcanza mis muslos, es suave, y, aunque obviamente lavada, de alguna manera huele a Harry.

Coloca la taza que tiene en la mano sobre la mesa y en silencio se acerca a esperarme en el rellano. Por la inclinación repentina de su cabeza y su enfoque, creo que la camiseta no es lo suficientemente larga como para cubrir el hecho de que no llevo nada debajo. Cuando llego al rellano, su mano agarra la parte frontal de la misma, subiéndola alrededor de mi cintura mientras me acerca hacia él. —Te prefiero sin esto. —Sus manos se deslizan a lo largo de mi espalda para conseguir un agarre sólido de mi culo desnudo.

—¿Qué?, ¿cómo una especie de esclava sexual? —bromeo mientras aspiro el aroma a jabón. Harry se ha duchado. Yo, definitivamente, no. Después de la maratón en el dormitorio de anoche, estoy lamentando ese hecho. Sin embargo, no parece que le moleste. Tira de mí hacia él con más fuerza. 

—Traté de despertarte esta mañana pero dormías como una muerta —dice con aire ausente, una suave sonrisa en sus labios mientras su atención vaga por mi cara. 

Me limpié el maquillaje antes de bajar. También me quité las lentillas. Por lo menos, puedo hacer esto por él. 

—Me vendría bien una esclava —murmura. Luego se inclina y se pone sobre una de sus rodillas, dejando besos que hacen temblar mis muslos, y en silencio doy gracias a Dios por haberme, al menos, lavado los dientes. 

—Mmm... creo que dijiste que no eras un pervertido —bromeo contra su boca. 

Su risa oscura envía escalofríos a lo largo de mi piel. Y de pronto, estoy siendo volteada y mis pies se mueven hacia atrás para mantener el equilibrio mientras su poderoso cuerpo me abruma. Antes de que sepa lo que está pasando, mi camiseta se ha ido y estoy cayendo en el sofá, justo cuando los pantalones de Harry caen al suelo. 

La sonrisa en su cara es muy peligrosa. —Mentí.


*** 


—Realmente me gusta despertarme contigo en mi casa —dice Harry mientras desliza una taza de café al otro lado del mostrador para mí. 

Four Seconds To Lose |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora