22. COLOCADA CON MUCHO CUIDADO, COMO SI PUDIERA CAERSE

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Desde el sótano, oigo a mi padre decir: 

—Va aquí, en esta mesa. 

Oigo a tres personas moverse por la salita y pronto parece que colocan algo muy pesado. Quince minutos después oigo el estruendo de un partido de fútbol americano universitario (bandas tocando, tambores a porrillo y cánticos) que llega de arriba; entonces me doy cuenta de que mi padre ha reemplazado el televisor de la salita. Oigo las pisadas de los transportistas al marcharse, y entonces papá sube tanto el volumen que puedo oír cada cosa que dicen los comentaristas, a pesar de que estoy en el sótano y tengo la puerta cerrada. No sigo el fútbol americano universitario, así que realmente no conozco a los jugadores sobre los que hablan. Hago algunos ejercicios y me dedico simplemente a escuchar. 

Me gustaría que papá bajase al sótano y me contase lo de la tele, y que incluso me pidiese que fuese a ver el partido con él. Pero no lo hace. De repente, quizá una media hora después de que hayan traído la tele, advierto que mi padre baja el volumen y oigo que mamá pregunta: 

—¿Qué demonios es eso? 

—Es un televisor de alta definición con altavoces —responde mi padre. 

—No, eso es una pantalla de cine y... 

—Michelle... —No digas «Michelle». —Trabajo muy duro para ganar dinero ¿y ahora me vas a decir en qué tengo que gastarlo? 

—Chris, eso es ridículo. Si ni siquiera cabe entero en la mesa. ¿Cuánto has pagado por eso? 

—No importa. 

—Rompiste el televisor antiguo para comprar uno nuevo, ¿verdad? 

—Dios santo, Michelle. ¿Puedes dejar de fastidiarme de una maldita vez? 

—Sabes que tenemos un presupuesto, acordamos... 

—Oh, está bien, tenemos un presupuesto. 

—Acordamos que... 

—Tenemos dinero para alimentar a Josh. Tenemos dinero para comprarle ropa nueva a Josh. Tenemos dinero para comprarle a Josh un nuevo gimnasio. Tenemos dinero para las medicinas de Josh. Bueno, según lo veo yo, también hay dinero para un jodido televisor nuevo. 

Escucho los pasos de mi madre, ha salido de la salita. En ese instante mi padre pone el partido de nuevo. Oigo cómo mi madre sube a su habitación. Sé que ahora llorará por lo que ha dicho mi padre. Es culpa mía que no tengan suficiente dinero. Me siento fatal. 

Hago abdominales con el Stomach Master 6000 hasta que es hora de salir a correr con Jennifer. 

Cuando finalmente subo la escalera veo que el televisor de papá es una de esas teles nuevas de pantalla plana, de esas que anunciaban el día que vimos el partido de los Eagles contra Houston, y tiene casi el tamaño de la mesa del comedor. Es inmensa, solo tres cuartas parte de la tele caben sobre la mesa y parece que haya sido colocada con mucho cuidado, como si pudiera caerse cuando soplen los vientos otoñales.

Aun así, a pesar de que me siento mal por mamá, he de admitir que la calidad de la imagen es excelente. El sonido de los comentaristas llena la casa y casi parece que se esté jugando el partido en la salita (y me entran ganas de ver el próximo partido de los Eagles en esta tele, pues los jugadores casi parecerán de verdad). 

Me quedo de pie detrás del sofá durante un instante, admirando el televisor nuevo de mi padre, esperando que se dé cuenta de que estoy ahí. Aun así, digo: 

—Papá, ¿te has comprado un televisor nuevo? 

Pero no me contesta. Está enfadado con mamá porque le ha cuestionado la compra, así que ahora no le hablará a nadie el resto del día. De modo que salgo de casa y me encuentro a Jennifer corriendo calle arriba y abajo. 

Jennifer y yo corremos juntos pero sin hablar. Cuando vuelvo a casa, ella se va corriendo sin siquiera decir adiós, y cuando yo llego a casa, el coche de mamá no está.

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Holi, maten a telmex (me quitaron el Internet y me fue imposible actualizar el martes y regreso ayer pero andaba ocupada)

Prometo subir capitulo mañana ya que tengo examen hoy pase rápido

Los quiero, un abrazo y besos

*Mari*

Silver Linings Playbook (Joshifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora