17. LA CABEZA DE JENNIFER FLOTANDO POR ENCIMA DE LAS OLAS

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Cuando Sam viene a recogerme con su monovolumen (que tiene tres hileras de asientos), Jennifer ya está sentada junto a la silla de coche de Emily, así que yo me siento en la última fila y colocó a mi lado el balón de fútbol americano y la bolsa que mi madre me ha preparado (y que contiene una toalla, ropa de recambio y una bolsa llena de comida, a pesar de que le dije a mamá que Sam iba a traer bocadillos de la tienda de delicatessen). 

Mi madre siente la necesidad de quedarse en el porche y saludar con la mano, como si yo tuviese cinco años. Laura (que está sentada en el asiento delantero) se inclina sobre Sam y le grita a mi madre: 

—¡Gracias por el vino y las flores! 

Mi madre se toma esto como una invitación para acercarse al vehículo e iniciar una conversación. 

—¿Te gusta el conjunto que le compré a Josh? —dice mi madre acercándose a la ventana de Sam. Se asoma y mira a Jennifer, pero esta le ha dado la espalda a mi madre y está mirando por la ventanilla las casas que hay al otro lado de la acera. La ropa que llevo es ridícula: un polo naranja brillante, un bañador verde brillante y chanclas. Yo no quería ponerme nada de esto, pero sabía que Laura armaría un escándalo si me ponía una de mis camisetas cortadas y un pantalón desgastado. Puesto que ella y mi madre tienen el mismo gusto, he permitido que mi madre me vistiera. Además, eso ha hecho muy feliz a mamá. 

—Está genial, señora Hutcherson —dice Laura mientras Sam asiente con la cabeza como diciendo que está de acuerdo. 

—Hola, Jennifer —dice mi madre metiendo un poco más la cabeza en el coche. Jennifer la ignora 

—¿Jennifer? —dice Laura, pero ella sigue mirando por la ventanilla. 

—¿Ya conoce a Emily? —dice Sam. Entonces sale del coche, saca a Emily de su asiento y la coloca en los brazos de mi madre. La voz de mi madre se vuelve muy graciosa cuando le habla a Emily, y Laura y Sam, que están junto a mi madre, son todo sonrisas. Esto sigue durante unos minutos hasta que Jennifer se vuelve y dice: 

—Pensé que hoy íbamos a ir a la playa. 

—Lo siento, señora Hutcherson —dice Laura—, mi hermana puede ser algo brusca a veces, pero es cierto que deberíamos irnos si queremos comer en la playa. 

Mi madre asiente rápidamente y, mientras Sam coloca a Emily en su sillita, dice: 

—Pásalo bien, Josh. Vuelvo a sentirme como si tuviera cinco años.

De camino a la playa, Sam y Laura nos hablan a Jennifer y a mí igual que le hablan a Emily, como si realmente no esperaran una respuesta, diciendo cosas que no hay necesidad de decir, como: «Qué ganas tengo de llegar a la playa», «Lo vamos a pasar muy bien», «¿Qué deberíamos hacer primero: nadar, pasear por la playa o jugar con el balón?», «Que día tan bonito» o «¿Lo estáis pasando bien, chicos?». Después de estar veinte minutos sin responderles, Jennifer dice: 

—¿Podemos pasar un rato en silencio? 

Así que el resto del viaje trascurre silencioso, excepto por unos grititos que emite Emily y que sus padres dicen que son cantos. Cruzamos Ocean City y un puente que lleva hasta una playa que no conozco. 

—Está menos abarrotada —explica Sam. Cuando aparcamos, colocan a Emily en algo que parece una mezcla entre un carrito y un todoterreno y que Laura empuja. Jennifer lleva la sombrilla. Sam y yo cargamos con la neverita, y cada uno sujetamos un asa. Recorremos un caminito de madera y cruzamos las dunas hasta llegar a la playa. Una vez allí vemos que la tenemos para nosotros solos. No se ve a ninguna otra persona. Tras una breve discusión sobre si la marea está subiendo o bajando, Laura escoge una zona que está seca y coloca una toalla sábana mientras Sam empieza a clavar la sombrilla en la arena. 

Silver Linings Playbook (Joshifer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora