Hey, Egoísta.

•24•

Narra autora:

Halsey le había pedido a Aiden que si podían encontrase en una cafetería, él estaba intrigado por lo que ella le iba a decir y por el tono de voz de Halsey sabía que no eran buena noticias.

Halsey termino de vestirse y de secar sus lágrimas que no saciaban aun que ella así lo quisiera, iba a decirle al chico al cual amaba que se tendrían que despedir.
Tendrían que alejarse, y no volver a verse durante un año.

Se miró en el espejo intentando recobrar fuerzas de algún rincón de su ser tendría que sacar la poca fuerza que le quedaba para decírselo.

Bajo las escaleras dando por hecho de que su madre no estaba en casa, si no, en el psicólogo intentando no deshacerse poco a poco, después de la noticia de que la hermana de Halsey se quiso suicidar su madre había estado tomando pastillas, pastillas las cuales no sabía su contenido.
Pero según los doctores eran depresivos.

Salió por la puerta y sacó el auto que le habían regalado para su cumpleaños número 17.
Sabio al antes nombrado y emprendió camino a la cafetería intentando no llorar para que Aiden no se preocupara más.

Cuando llegó vio a Aiden mirando a todas partes segundo esperándola o buscándola, ella bajo y camino hasta quedar frente a él, cuando Aiden la miro supo que nada andaba bien, sus ojos estaban hinchados y rojos.
Lo que le daba indicio de que había estado llorando.

—Entremos.- Murmuró ella con un tono de voz diferente, algo ronco.

Él asintió y entraron a la cafetería tratando de ubicar un lugar donde sentarse ya que había muchas personas, así que escogieron el único lugar que quedaba que está al lado de una ventana dando la vista a la ciudad la cual se veía mucho más alegre que Halsey.

Halsey se sentó y Aiden al frente de ella sonriendo, lo cual no duro mucho ya que ella no podía no formas una sonrisa aún que sea una falsa.

—Halsey ¿Qué pasa? ¿Estas bien? ¿Algo te ha sucedido?.- Ella lo interrumpió poniendo su mano en su boca.

—Tranquilo, estoy bien, no te responderé las otras dos preguntas pero tal vez esta carta lo haga.- Dijo sacando una sobre de color celeste justo igual a los ojos de Aiden.

Ella se levantó e intento irse sólo que el se lo impidió.

—¿No puedes decirme con tus propia boca lo que estás ocultando?

Los ojos de Halsey se volvieron cristales, no quería decírselo de frente porque sabía que todo iba a terminar mal.
Negó con la cabeza y se safo del agarre que el habían puesto en su muñeca.
Salio por la puerta de la cafetería apresurando el paso hacia su auto, tenía que llegar antes de que su madre volviera, ella le había dicho que tenía que estar antes de que ella regresará, se lo prometió y ella jamás rompe sus promesas.

Aiden corrió atrás de ella gritando su nombre intentando de que ella parase y corriera a sus brazos a explicarle lo que contenía la carta.

Y no ella no se detuvo, no lo hizo.

—¡Halsey, no espera! Ni se te ocurra arrancar ese maldito auto! Maldita sea ¡Halsey!

Ella se subió al auto y arranco a toda velocidad, dejando atrás todos los recuerdos de él y ella juntos, dejando atrás todas las notas y sobre todo su primer beso.

<<Volveré Aiden, lo prometo>>