Capítulo 24: Ego y Vanidad

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Los días pasaron rápido y el momento del festival de México había llegado. El descanso concluyó y la batalla estaba a nada de iniciar.

En uno de los hoteles Hamilton, (que también existían en la Ciudad de México) se encontraban: Sora, Maksim y todo su equipo de trabajo.

—Buen descanso el que tomamos en Los Cabos—dijo Maksim—. Aunque creo que el haberte expuesto de esa forma ante tus rivales fue algo demasiado arriesgado mi querida Sora.

—No te preocupes Maksim, realmente no mostré nada fuera de lo normal, sólo una pequeña exhibición de lo que puede pasar en este festival.

—Bien, siendo así no me preocupare de más.

Sora y su equipo se dirigieron a la hermosa arena en donde se llevaría a cabo dicho festival. A ella le llamo mucho la atención lo enorme que era la Ciudad de México, y los tremendos contrastes ante la diversidad cultural tanto urbana como rural que existía en cada zona de aquel inmenso país.

—Esta ciudad en verdad es enorme—dijo Sora—. Lo que me causa mucha gracia es el nombre de la zona en donde se encuentra la Arena: "Azcapt... Azcapostl... Azcapotzalco, eso es, Azcapotzalco. Que difíciles son esos nombres, me recuerda a la primera vez que llegue a Rusia.

Por lo visto es un día ajetreado en esta ciudad. Hay una gran congestión vial, los vehículos avanzan demasiado lento. Sin embargo, eso me da tiempo para disfrutar de la diversa urbanidad de este sitio.

—Me recuerda mucho a las veces que he viajado a Pekín —dijo Nadia—. El transito es insufrible en esa ciudad a causa de tantas personas. Pero sinceramente a mí me gusta mucho todo este ambiente.

—Eres una mujer acostumbrada a las grandes urbes mi querida Nadia—hablo Maksim—. Yo he venido a México con anterioridad, pero sólo a las zonas más rurales o turísticas, no a la Ciudad de México, y de verdad este ambiente es agradable, complicado, pero interesante.

—Yo si he venido más veces a la Ciudad de México—dijo Gabrielle—. En mi trabajo anterior fui contratada en algunas ocasiones para ser maquillista de algunas figuras comerciales de este país y me toco radicar aquí. La vida es muy acelerada, pero con el tiempo uno se acostumbra al ritmo y sinceramente te sirve de mucho porque así aprendes cosas nuevas.

Aquellos cuatros individuos iban a bordo de una lujosa camioneta otorgada por los organizadores del evento. Al pasar varios minutos por fin llegaron al lugar de competencia. Los cuatro bajaron de la camioneta y observaron con agrado que la Arena era bastante amplia por fuera y al ingresar notaron que tenía todo lo necesario para lo que ellos necesitaban. Ya dentro de ella arribaron al lugar en donde se llevaría a cabo el evento. Todo estaba instalado y perfectamente acondicionado.

En dicho lugar todos los del staff observaron la llegada de los artistas, y por lo visto eran los primeros en ir a ver como estaba todo. Como era costumbre, al verlos se armó un gran revuelo, las fotos y los videos no se hicieron esperar. Para los trabajadores era la primera vez que veían a Sora Naegino en persona y, su impacto al verla fue evidente.

—Señorita Naegino, señor Litvochenko, a nombre de todo el staff técnico agradecemos su amabilidad y tiempo—dijo el jefe supervisor de aquel staff mexicano.

—No hay nada que agradecer señores—respondió Sora—. Nosotros sin ustedes no seriamos nada. En ese caso somos nosotros los que agradecemos su esfuerzo y dedicación para que todo quede perfecto y unas fotos es lo menos que podemos otorgarles.

Como de costumbre, la amabilidad y educación que Sora mostraba era algo que impactaba a todos, y esos trabajadores no fueron la excepción. En ese momento apareció Gabrielle, quien le informo a Sora que las jovencitas de aquel club de fans que se encontró en Los Cabos, estaban afuera de aquel complejo.

Kaleido Star: El inicio de una nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora