Capítulo 11: Un día como cualquier otro

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El arte es la expresión de alma que desea ser escuchada. (Anónimo)

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A la mañana siguiente, Sora y Layla estaban listas para dirigirse al estudio de televisión donde se llevaría a cabo la entrevista de Sora. Ésta última llamo muy tempranamente a Evgeny para informarle los acontecimientos, y retrasar un poco los ensayos; el director accedió comprendiendo que ese tipo de cosas eran muy comunes y debían hacerse.

Al salir de la residencia Hamilton, Sora recibió una llamada de su padre.

—Hola hija, te informo que estamos a punto de salir rumbo a Norte América, en cuanto estemos allá te vuelvo a marcar para que no te preocupes. Por cierto, tu amiga Manami, salió ayer, pero me dijo que antes de ir contigo arreglaría unos documentos de su familia y asuntos suyos, para dejar todo en orden y asi poder fungir su labor como tu abogada de tiempo completo. Así que en cualquier momento puede llamarte, por lo tanto estate al pendiente, sabes cómo es su carácter y no creo que desees que se enfade.

—Gracias por la información papá, si se enfada que se aguante, ya no somos unas niñas y no vendrá de gratis a hacerme un favor, se le pagara y bien. Yo tengo varias cosas por hacer este día, así que no creo poder estar al tanto de su llegada, dejare instrucciones y su número telefónico a una de las secretarias de la corporación Kenneth para que puedan localizarla y, ponerla al día con algunos detalles. Papá, en este momento voy a una entrevista de televisión, te llamo más tarde, cuídense mucho, salúdame a mamá y a Yume, diles que las quiero.

Sora colgó, Layla la miro sonriente y dijo.

—Vaya que eres una mujer directa, en el pasado lo primero que harías seria estar nerviosa por la llegada de tus padres o por la visita de esa amiga tuya que por lo visto te estima mucho, pero siempre fue muy tosca contigo.

—Sí, tienes razón —respondió Sora—. En cierto modo me recuerda mucho a ti.

Layla se sonrojo al escuchar esas palabras, tal parece que Sora se había vuelto muy sarcástica, aunque era claro que ni uno solo de sus comentarios era en tono de ofensa, siempre era evidente su toque irónico pero en forma de broma.

—Tienes razón Sora, de verdad que fuimos muy toscas contigo, groseras incluso, aunque jamás con mala intención. Bueno yo sí, la verdad en un inicio, cuando Kalos te acepto y dijo que las personas en un futuro no muy lejano vendrían a verte a ti, me provoco un poco de envidia y celo, sin embargo, todo fue cambiando con el pasar del tiempo.

—Sí, pero eso ya pasó, dejemos de redundar en lo mismo —dijo Sora—. Por el momento debemos concentrarnos en lograr el Fénix Imperial y que el pasado nos sirva para eso, pero nada más. Lo más importante en este momento es soportar la entrevista a la que asistiré.

—Veo que te pone de muy mal humor asistir a este tipo de cosas, ¿verdad Sora?

—Pues sí, nunca me ha gustado dar entrevistas, al menos no en Norte América o en Inglaterra, sabes que son demasiado sensacionalistas y por eso no me agrada la idea de asistir, pero debo hacerlo, dado que viene la temporada de verano en Kaleido y con lo del festival pues es obvio que las entrevistas deban hacerse.

—Sí, te comprendo a la perfección, la farándula es terrible. Cuando aún eres joven y, estás vigente, los medios te están buscando a cada momento para exprimirte al máximo y sacarte o inventarte lo más posible; pero cuando empiezas a ser mayor y a ser opacada por actrices o acróbatas más jóvenes empiezan a olvidarte y a desecharte como si fueras un trapo viejo.

Kaleido Star: El inicio de una nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora