Capítulo 29: Con las alas rotas

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Eran ya las tres de la madrugada cuando Layla llevó a Sora hacía el hospital. Dentro del mismo, la hermosa mujer de cabello rubio ordenó tajantemente que se mantuviera en secreto la estancia de Sora en aquel nosocomio para evitar que algún paparazzi descubriera la presencia de la 'Zarina' en aquel lugar, pues la orden era inventar que Sora sufrió un desmayo debido a la altura de la Ciudad de México. Tras haber arreglado todo eso, Layla se dirigió a la sala de espera para hablar con el médico en turno.

—Pasen a mi consultorio por favor—dijo el doctor.

Layla y Maksim entraron, fue ahí que el especialista comenzó a exponerles la gravedad del asunto.

—La situación de la señorita Naegino es bastante compleja. Ella ha hecho un esfuerzo antinatural, lo cual puede costarle muy caro en un futuro no muy lejano.

— ¡Hable claro doctor! —Exclamó Layla.

—En pocas palabras, la señorita Naegino debe ser intervenida quirúrgicamente tanto de sus piernas, específicamente sus ligamentos anteriores cruzados de ambas rodillas y los ligamentos de sus tobillos entre otras fracturas considerables que tiene en esas partes de su cuerpo. De igual forma debemos operarla de su columna y cervicales dado que el impacto fue de tal magnitud que de no actuar a tiempo puede quedar cuadripléjica.

Layla comenzó a llorar, volteó de inmediato viendo a Maksim al cual le soltó tremenda bofetada y le recriminó el que le haya permitido hacer semejante locura a Sora. Él sólo la miraba serenamente sin decir nada hasta que por fin decidió hablar:

—Doctor, ¿no podemos trasladarla a Rusia para que sea atendida por nuestros especialistas?

—Entiendo su postura joven, y sin duda pueden hacerlo, pero es un viaje demasiado largo y en el transcurso puede ocurrir algo peor. De antemano sé que esto parece una escena de esas típicas de alguna historia simple y banal, pero por desgracia ella no resistiría el viaje. Ustedes pueden traer a sus médicos de confianza para que nos apoyen en la cirugía, es lo que podría permitirles.

—Comprendo doctor, siendo así le encomiendo a usted y a su equipo médico la salud de mi querida Sora. Sé de buena fuente que en este país el nivel en medicina es muy bueno, confío en ustedes y discúlpeme por dudar de sus capacidades.

—No tiene por qué disculparse, yo los entiendo, no es algo que deba tomarse a la ligera. Lo que me sorprende es la resistencia física que esa mujer posee. Cualquier otro acróbata con algo así ya estaría muerto y ella pudo resistir mucho tiempo a pesar de saberse lastimada.

—Eso es debido al entrenamiento, doctor, pero por ahora es lo de menos, ayúdela por favor—concluyó Maksim.

―Eso haremos. Por ahora hay que hacer el papeleo de regla y lo antes posible la llevaremos a cirugía.

— ¿Puedo estar con ella mientras tanto? —Preguntó Layla.

—Claro que puede.

Layla, sin decir nada más, se dirigió a la habitación donde se encontraba Sora. Ella estaba en la zona más prestigiosa del hospital. En su trayecto se cruzó con Daniel, quien ya se encontraba en ese lugar, no por Sora, sino por Bianca, la cual estaba en el primer piso. Al mirarlo, Layla intentó evitarlo, pero Daniel era demasiado perspicaz y le fue imposible evadirlo.

—Todo va a salir bien con ella—dijo Daniel—, yo sé que está pasando, para los que fuimos entrenados por Yevgeny y Svetlana, nos es fácil saber cuándo algo es serio y lo que Sora hizo, fue magistral, pero iba a tener un precio muy alto. En fin, le deseo lo mejor, no te preocupes, no diré nada, aunque será difícil mantenerlo en secreto, ella es mundialmente famosa y no tardaran en descubrir la verdad. Aunque eso es lo de menos, lo importante en este momento es que ella salga bien de esta situación.

Kaleido Star: El inicio de una nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora