Capítulo 26: Con los pies en la tierra

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El momento cumbre del festival estaba por iniciar, tanto Bianca Romano, como Daniel Reyes, ya se encontraban dentro de la pista. Ellos presentarían una técnica llamada: "Quetzalcóatl", la serpiente hermosa. El público estaba expectante, los jueces de diversos países se habían colocado ya en sus respectivos lugares para evaluar a las parejas. Sus ordenadores estaban listos para ver distintas imágenes y observar a detalle cada movimiento para calificar de la mejor forma posible. El sistema de calificación en esta nueva etapa de torneos se había vuelto al estilo del patinaje artístico sobre hielo, pero en este caso la calificación máxima era de diez puntos y la más baja de cero. Algo relativamente sencillo y eficaz.

Los mexicanos se colocaron en sus respectivos trapecios, en este tipo de competencias había un límite de tiempo que era de entre diez a cuarenta minutos por presentación, según la técnica a realizar y el tiempo que le llevara a las parejas el ejecutarla dependiendo su grado de dificultad. Los jueces evaluarían el factor artístico, atlético y técnico. En las competencias, ya fueran individuales o de parejas no tenían permitido poner música de fondo, pues parte de la dificultad en lo técnico y artístico era que los acróbatas con sus movimientos hicieran que el público se envolviera en esa magia sin la necesidad de musicalización.

Por fin se dio la autorización para que los mexicanos iniciaran su acto.

—Es la hora—dijo Bianca mientras comenzaba a balancearse colgada de cabeza sobre su trapecio.

—Todo está listo, nuestra gente nos observa, hemos hecho presentaciones en sitios extremos y sé que podemos lograrlo—pensó Daniel, quien igualmente iba colgado de los pies con la cabeza hacia abajo.

Ambos tomaron mucho vuelo y potencia, algo realmente complicado yendo de cabeza, pero ellos lo hacían sin ningún problema. En estas competencias la numeración en el grado de dificultad no tenía un número base. Mientras más compleja fuera la técnica, más elevado seria su número de medida. La técnica de los mexicanos tenía una clasificación nivel 20.

El público y jueces estaban asombrados ante semejante velocidad y potencia. En ese momento, Daniel extendió sus manos. Por su parte, Bianca hizo lo propio y lanzo una seña con su mano derecha, algo así como un código para que su compañero supiera lo que estaba por venir.

— ¿Una seña?, que interesante—dijo Rosetta, quien ahora se encontraba dando pequeños brincos desde su zona y observando la presentación.

— ¿Se comunican con señales?—hablo Nadia, la cual estaba junto a Sora, Gabrielle y Maksim—. Pero si ustedes dos no...

—No digas más y observa—respondió Sora, mirando atenta y sonriente.

—Ok., comprendo Sora.

Maksim observaba fijamente los movimientos que estaba por efectuar su amigo Daniel y esto ocurrió: Bianca Romano se impulsó con gran fuerza para soltarse del trapecio dando varios giros tanto extendidos como circulares, al tiempo que Daniel hacía lo propio soltándose de su aparato y ejecutar los mismos movimientos que su compañera. Era un espectáculo verdaderamente sorprendente, ya que ambos giraron impresionantemente para cambiar de trapecios. Acto seguido, la pareja sin perder el tiempo se soltó de nuevo para efectuar más giros acompañados de bellos movimientos corporales que junto a los efectos especiales simularon una hermosa figura del dios Quetzalcóatl. En cada movimiento Bianca sonreía confiada en sus notables talentos, su compañero observaba las señales que le hacía ante cada cambio de movimiento para así acoplarse a la perfección.

—Están haciendo una buena presentación, no son malos—hablo Gabrielle.

—Nadia, Gabrielle, voy a escuchar música, me avisan cuando toque el turno de Rosetta por favor—dijo Sora, quien ya se estaba retirando de ese lugar.

Kaleido Star: El inicio de una nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora