Akame parecía una alumna completamente normal. Su llegada había hecho sonreír a las chicas y suspirar a los chicos. Pero, Evan notaba que sus compañeros estaban todavía asustados y tristes por el suceso. Aún estaba muy fresco...demasiado.
Evan, desde ayer, llevaba buscando pistas o algo que pudiera relacionar con el caso. Pero, aparte de un botón negro, una goma de borrar llena de polvo y un lápiz perdido, podría decirse que no encontró nada.
Llegó la hora del recreo. Los alumnos salieron impacientes. El profesor recogió sus cosas y se fue, alegando que iba a "tomar un piscolabis" (probablemente a hincharse de chuches o algo así). Nagisa hablaba de un millón de cosas que a su amigo le importaban un pepino.
Fueron al cerezo, dónde ya les esperaba Tatsumi. Pero, para sorpresa (y enfado) de Evan, la detective también estaba allí. Akame estaba mirando al instituto, sin hacerle caso a Tatsumi, que tenía un ligero sonrojo en las mejillas.
- ¡Hola chicos!
- Tatsumi, ¿qué hace Akame aquí? - dijo Nagisa.
- Bueno, como es nueva, no sé, pensé que...bueno... - el moreno parecía bastante nervioso.
Evan, sin hacer caso alguno a los demás, se apoyó en el árbol.
Notó algo pegajoso en dónde puso la mano.
Al mirar, soltó una palabrota.
Era sangre.
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Asesinato en la escuela
RandomEn el segundo curso de la escuela secundaria, Evan Kingston, de catorce años, vive una vida tranquila y aburrida. Hasta que un suceso cambiaría su vida para siempre, de una forma oscura y asombrosa.