Un grito resonó por los altavoces de la escuela. Akame, Evan y Nagisa estaban paralizados en sus sitios, pero Evan fue el primero en reaccionar. Corrió hacia la salida, con Akame a su lado y Nagisa detrás.
Salió derrapando de la biblioteca, casi atropellando al señor Memo que estaba clavado en la puerta. Corrió por los pasillos evitando a los profesores y alumnos que habían salido a comprobar lo que sucedía. A su derecha, mientras corría, podía oír la voz de Akame gritándole a todo el mundo que se quedasen en sus clases y que no permitiesen que nadie se fuera. Nagisa, pálido y sudoroso, pasó al lado de su amigo; Evan se dijo a si mismo que tenía que empezar a correr más.
Subieron las escaleras a la velocidad del rayo (aunque Nagisa casi se mataba porque se resbaló), y pronto se encontraron delante de la puerta del aula de Audiovisuales; Akame sacó su placa de vaya-usted-a-saber-dónde ( "- Brujería"- pensó Evan) y se lo enseñó al director, el cuál había llegado unos minutos antes que ellos. Les dejó pasar a él y a ella, pero el rubio tuvo que quedarse afuera. Akame frunció al entrar, y Evan se quedó mudo.
El cadáver de un chico yacía en la silla, apoyado sobre el cuadro de mandos. Tenía un enorme corte en la espalda, y todavía unas gotas de sangre resbalaban por su chaqueta.
Tras unos diez minutos llegó la policía. La gente se había dispersado, menos el director y un par de profesores, entre ellos el señor Heiji. Akame estuvo explorando toda la habitación y al cadáver. Evan la ayudó, tratando de que no se mostrará mucho el hecho de que nunca antes había tocado un cadáver, ya que a Xenia sólo la había visto por encima y no se había atrevido a acercarse demasiado.
- Ayudarme Evan, vamos a levantarlo - dijo Akame cuando el inspector le dio permiso al acabar de hacer las fotos. La chica le tendió unos guantes blancos, parecidos a los que usan los doctores. Evan, ocultando su sentimiento de asco tras su poker face, como siempre decía Kuroba Kaito, de el anime Magic Kaito.
- A la de tres: una...
A Evan le dieron ligeros escalofríos al tocar el frío cuerpo.
- Dos...
La mente de Evan se puso en blanco completamente, y no podía evitar no mirar a la cara al muerto. Por lo tanto, levantó la mirada para encontrarse con la de la chica, y el mismo sentimiento que tuvo la primera vez que la vio volvió a él.
- ¡Tres!
Le dieron la vuelta al cadáver y lo dejaron en el suelo de baldosas de piedra. El chico se sorprendió interiormente al ver que no tenía ganas de devolver el almuerzo. Se sentía extrañamente calmado, y el asco se convirtió en...curiosidad.
Curiosidad pura y dura.Evan reconoció al chico como otro compañero de clase, aunque no se acordaba de su nombre. Creía recordar que era uno de los chicos que habían invitado a Akame a comer juntos en la hora del almuerzo, un rato antes de que se fueran a la biblioteca. No recordaba como se llamaba, lo había conocido el primer día; pero acabó olvidándose de su nombre y ahora lo lamentaba.
- Akame, ven un segundo, por favor - dijo el inspector Arthur. Akame y Evan cruzaron miradas rápidamente y el chico hizo un gesto con la cabeza "no te preocupes, lo tengo controlado". La chica pelinegra se acercó al inspector, quitándose los guantes.
- ¿Qué quería, inspector? ¿Algo interesante?
- Akame - susurro Arthur - ¿crees qué el chico está bien? Sigo sin estar seguro de que deba ayudarnos...
- No se preocupe inspector Arthur, esta perfectamente. Sólo mire su expresión - dijo Akame en un susurro. Por el rabillo del ojo, echó un vistazo a Evan: este volvía a tener su extraña pose para pensar. No pudo reprimir una sonrisa de medio lado burlona.
- Akame...
- ¿Sí, inspector?
Al mirarle a la cara descubrió que el inspector tenía una expresión burlona y ligeramente pervertida. Sus ojos pasaban de ella al chico, que ahora les daba la espalda mientras que (con ayuda de los forenses) inspeccionaba el cadáver y viceversa. Akame le miró un momento confundida; luego entendió en que pensaba el inspector Arthur y no pudo evitar enrojecer.
- ¡N-no piense ese tipo de cosas inspector!
- Bueno, es que es de tu edad y es lo que las adolescentes llamáis guapo por lo tanto...
- ¡Ni se le ocurra shipearme! ¡Estamos en una investigación seria!
- Pero luego, al acabar...
- ¡Inspector! - Akame, ya violentamente roja, no pudo evitar levantar la voz. Algunos policías no pudieron evitar mirarles, curiosos.
- ¡Ustedes a lo suyo! - gritó echa una furia.
- ¡H-hai Sir! - los policías hicieron el saludo militar a la detective y volvieron al trabajo, visiblemente asustados por la joven.
Akame se volvió a poner los guantes manchados de sangre de la víctima y siguió a lo suyo. Los forenses ya se retiraban, pero un grito espeluznante sonó por la sala.
Evan levantó la cabeza como un resorte, y lo pagó con dolor de cuello por el movimiento tan brusco. Akame estaba al lado del cuadro de mandos, pulsando un botón. Tras unos segundos, empezó a sonar la canción de antes y el grito de repitió de nuevo. La chica sonrió con suficiencia y orgullo.
- ¿Preparados para mi teoría? - fueron las únicas palabras que salieron de su boca, mientras elevaba la ceja izquierda y su sonrisa se ensanchaba.
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Asesinato en la escuela
RandomEn el segundo curso de la escuela secundaria, Evan Kingston, de catorce años, vive una vida tranquila y aburrida. Hasta que un suceso cambiaría su vida para siempre, de una forma oscura y asombrosa.