Ya hacía un par de horas que se había acabado la reunión. Evan estaba sentado en un columpio viejo de el parque cercano a su casa. Era pronto, pero no había ni un alma por la calle. Al chico no le extrañaba: ya nadie iba a ese viejo parque abandonado, perdido en medio de dos calles.
Estaba perdido en sus pensamientos. Realmente, él se sentía no sólo perdido, sino destrozado. En dos días ya había perdido a dos personas: era cierto que no hablaba casi nada con Xenia, pero habían hecho algunos trabajos juntos y se llevaban bien; y Harrison-sensei había sido su tutor desde primero.
Apretó más las cadenas con las manos, haciéndose marcas, pero le dolía más la sensación de pérdida y miedo que le atormentaba. Se soltó y se tapó la cara con las palmas rojas. Después enterró la cabeza entre sus brazos.
No sabía si se pasó horas o apenas unos minutos así, la cuestión es que su teléfono empezó a sonar. Angel with a shotgun llenó el silencio que le rodeaba, despertándolo de sus ensoñaciones. Cogió la llamada mientras se levantaba del columpio.
- ¿Diga?
- Déjalo.
A Evan le recorrió un escalofrío: la voz era rasposa, baja y fría. No la podía reconocer.
- ¿Quién es? - exigió el chico.
- Alguien que se convertirá en tu peor pesadilla, porque esto no ha hecho más que empezar. Serán 13 asesinatos, dos ya han ocurrido. Si sabes restar, sabrás que solo te quedan 11. ¿Crees qué podrás salvarlos a todos? Olvídalo.
Evan tragó saliva antes de contestar.
- ¿Cómo te llamas? ¿De qué hablas? ¿Habrá más asesinatos? ¿Cómo conseguiste mi número?
Una risa burlona y profunda salió del auricular del teléfono.
- Son muchas preguntas. Te responderé a una: mi nombre real te vendría bien, pero sería demasiado fácil entonces el encontrarme, ¿verdad? Puedes llamarme Shadow.
- Shadow...¿sombra?
- Exacto, como las que anidan en tu corazón. Nos veremos pronto joven detective.
El sujeto colgó la llamada. Evan dejo muerto el brazo, que cayó pesadamente a un costado. Respiró muy profundo y ahora en su mirada ya no había confusión. Estaba decidido.
Encontraría al asesino, aunque le costara la vida.
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Asesinato en la escuela
RandomEn el segundo curso de la escuela secundaria, Evan Kingston, de catorce años, vive una vida tranquila y aburrida. Hasta que un suceso cambiaría su vida para siempre, de una forma oscura y asombrosa.