Capítulo 9.2

899 77 120
                                    

•Anabeth POV•

Decidimos finalmente salir del baño, aunque a penas podíamos caminar hacia el salón nuevamente.

Estando en la puerta, justamente en el medio de nuestra vista hacia la mesa se posaba una figura conocida que impedía nuestro paso.

–Hey chicas las estaba bus--– Max hablaba aunque mi amiga lo interrumpió.

–Max ahora no. ¿Si?– habla rápidamente Lacey.

Intentamos pasar a Max por el lado, pero él nos detuvo a ambas estirando sus brazos que servían como barandas.

–Que tengo que decirles algo... ¿No entienden?– seguía insistiendo Max.

–¿Y tú no entiendes que lo que tenemos que hacer es de vida o muerte?– contesto un poco desesperada.

–Al igual que esto...

–Deja los rodeos Well y dinos qué quieres porque no estamos para perder tiempo contigo.– habla Lay cruzándose de brazos. 

–Es que necesito que conozcan a un amigo mío.

–Maxwell Dalton... En estos momentos no estamos para conocer a ningún inepto que hallas conocido alguna vez en tu vida. Porque todos son iguales. Y antes de lo que digas, nosotras no nos incluimos allí. Así que hazme el favor y muévete del medio.

Al parecer no entiende que lo más preciado de este planeta se encuentra allá adentro.

Luego de un rato discutiendo con él finalmente nos dejó pasar.

Caminamos entre el laberinto de mesas hasta dirigirnos a la mesa donde se supone que estaba Dylan.

Se supone que estuviera allí.

TIENE QUE ESTAR ALLÍ.

–Anita no estamos tan locas como para ver un espejismo. ¿Verdad?– pregunta Lay observando desde una distancia prudente aquella mesa.

–Estamos locas pero no tan locas para eso.– contesto agarrando a Lay del brazo para llevarla afuera, para pensar.

Además de que todo este asunto era lo suficientemente confuso, tengo hambre y eso no ayuda para nada. Más cuando estamos rodeadas por personas disfrutando los espectaculares manjares que sirven aquí.

Al llegar a la puerta nos volvemos a encontrar con él estúpido de Max. Sí, estúpido porque no ha hecho nada productivo en la noche de hoy.

ABSOLUTAMENTE NADA.

Estaba en una esquina cabizbajo y de cierta forma melancólico.

Nos acercamos a él para preguntarle qué le pasaba.

Al final siempre terminamos consolándonos unos a los otros.

–Max... Emm... ¿Estás bien?– pregunto suavemente intentando buscar su mirada.

–Si es que...– volvió a perderse en sus palabras.

–Ajaaaa...– dijo Lay lo cual yo reaccione dándole un codazo.

–No importa en verdad.– subió su cabeza para mirarnos y luego irse.

Sueño con O'Brien [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora