Capítulo 13

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•Anabeth POV•

Solo veía negro.

Sí, negro.

Mis párpados estaban cerrados, pero aún así podía escuchar la conmoción que se había formado a mi alrededor, supongo.

He tenido demasiadas emociones el día de hoy y no he tenido oportunidad para poder hacer mi ritual por lo que supongo que me he quedado sin flujo de oxígeno al cerebro.

Me ha pasado otras veces, pero no tan seguido. Es extraño.

Aunque sea incapaz de reaccionar para el exterior, en mi interior suceden muchas cosas a las cuales intento también descifrar.

Siento cómo me mueven y dejo de tocar el suelo.

Alguien me levanta y siento como otra persona acomoda los brazos, para que no se queden vagabundos, al igual que mi cabeza y mis piernas. En realidad... TODO. 

Maldita sea, me siento como una muñeca de trapo. De aquí para ya y sin poder hacer nada al respecto.

Escucho las voces de Lay y Max en la distancia, pero otra un poco más cerca. 

Es que no, no puede ser.

Nop para nada.

Ah, ah.

No puedo estar escuchando la voz que creo que estoy escuchando.

La falta de oxígeno me está haciendo alucinar. Sí, eso es, nada más que eso.

Sin embargo sigo escuchándola esta vez en un tono molesto. Al igual que el de Lay y Max.

–Necesitamos llevarla al camarote.– escucho a mi amiga decir.

–¿Qué piso?– pregunta de nuevo esa sexy voz.

–Ocho.– responde Max.

Mi cabeza todavía sigue dando vueltas. Esta vez es más como brincando.  Deben estar corriendo. ¡Qué bien! Nótese el sarcasmo.

¿Por qué corren? Si yo me encuentro bien.

Estas desmayada, ¿cómo crees que piensen que estás bien?

Cierto. Se los juro, que cuando despierte, me van a escuchar.

Hablando de despertar, mis parpados involuntariamente se abren solo un poco y todo es nubloso. Y al fin siento que puedo controlar nuevamente mi cuerpo.

Todavía sigo siendo cargada, puesto que no toco el suelo y brazos rodean la una parte de mi espalda y mis piernas. Mi cabeza pasa de estar colgando a posarse en su pecho.

Cuando mi vista procura aclarar es cuando noto a la persona que me ha estado cargando todo este tiempo.

El mismo el cual era dueño de aquella sexy voz.

Lo primero que diviso es el camino de lunares que recorre su perfil izquierdo, mis ganas de unirlos son inmensas... pero dos cosas: 1. Mi situación no es la mejor, y de allí sale la número 2. ¡Se supone que no puedo mover nada!

¡Qué frustrante!

Debido a esa pequeña expresión, mi cuerpo se tensa y al parecer él lo nota. Rápidamente cierro los ojos, pero se detiene para verificar.

–¿Anabeth?– siento como todos los pasos se desvanecen y se posan junto a mí. Lo sé porque el flujo de aire se esfuma por completo.

Las ganas de decir que estoy despierta son inmensas. Pero las ganas de quedarme aquí son más... Así que finjo seguir desmayada.

Sueño con O'Brien [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora