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– Uf, no hagas eso en mi presencia... me trae muy gratos recuerdos – dijo Alonso detrás de mí y casi me atraganto, tomé una copa y bebí.

– Quieres provocarme un infarto, ¿verdad? – exclamé dandome la vuelta para encararlo.

– Tú también a mí, no tienes idea de lo sensual que te ves comiendo.

– Estás loco – dije mirando hacia el techo.

– Puede ser, pero, ¿no te fascina? – exclamó guiñándome un ojo.

– Pero, ¿ustedes se conocen? – dijo de pronto Columba parándose frente a nosotros y no supe que decirle, entré en pánico al pensar que hubiera escuchado el comentario de Alonso, pero pensé que no tendría esa sonrisa en el rostro.

– Sí, estuvimos juntos un semestre en la universidad – respondió él muy seguro.

– Yo siempre he dicho que el mundo es un pañuelo, jamás me imaginé que fueras amiga de Alonso, no te ofendas hijo, pero tienes unas amistades – dijo dándole palmaditas en el hombro – no lo digo por Romina, ella es aparte, pero te he conocido cada "amiguita" – agregó mirando hacia arriba.

– Bueno, en realidad no somos amigos, no nos habíamos visto desde ese entonces – dije siguiéndole el juego.

– Pero las amistades se pueden retomar, ¿verdad madre? – dijo abrazándola cariñosamente – además aquí entre nos , si no fuera porque le ayude en matemáticas ___ aún no se graduaría.

– ¿No me digas que ella era la que te regalaba esos deliciosos chocolates?

– La misma – respondió muy seguro dándome una mirada de complicidad.

– Sí, es que mi mamá trabajaba ahí y siempre llevaba, pero como a mí no me gustan, prefería dárselos a él en pago a sus clases, en lugar de...

– Te dije desde un principio que jamás aceptaba dinero de las mujeres, ni siquiera pensaba cobrarte, tú insistías en regalármelos – interrumpió mirándome seriamente.

– Ay sí Alonso, como si desconociera la forma en que te cobrabas, fui a la misma clase que tú, ¿recuerdas?, creo que aún sigue ahí tu fama.

-Por eso ella me caía bien, porque nunca sucumbió ante mis encantos.

– Más bien dirás que te encantaban los chocolates.

– También, pero eso es aparte, definitivo, ___, tienes que ir a mi boda de plata, no voy a permitir que este hijo mío vaya con nadie más que no seas tú.

Ardiente Tentación (Alonso Villalpando Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora