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 – ¡zayn, ___!, que gusto de verlos – exclamó Romina alegremente – malvado, no me dijiste que los habías invitado – dijo a Alonso dándole un golpecito en el hombro.

– En realidad no sabíamos que ustedes estarían aquí, Alonso me prestó la casa por el fin de semana – respondió a zayn mirándolo como pidiéndole una explicación.

– ¿Qué no era el próximo fin de semana? – exclamó Alonso serio y confundido.

– Bueno, hay suficiente espacio para los cuatro y así será mucho más divertido – agregó entusiasmada Romina casi brincando.

Yo simplemente no podía hacer ni decir nada, estaba estupefacta tratando de procesar la información en mi mente, el shock había sido más grande a cuando me lo topé en el estadio y lo que más me había molestado era haberlo visto tan feliz con Romina, ¿cómo podía decir que no era su novia si parecía todo lo contrario? Lo único que atiné hacer fue agarrar a zayn del brazo para sacarlo de la casa mientras le daba una mirada de odio a Alonso que nos veía seriamente.

– ¿Él fue quien te presto la casa? – pregunté molesta afuera de la puerta principal.

– Sí – respondió parándose frente a mí.

– No podemos quedarnos aquí, busquemos un hotel, al fin estamos a diez minutos del centro de Las Vegas.

– Pero baby, ¿desde cuándo eres antisocial?

– ¿Baby? – pregunté extrañada olvidando por un segundo el origen de la pelea.

– dije..___ , por el enfado ya ni me escuchas bien.

– Te escuché perfectamente bien y me dijiste baby, ¿desde cuándo me dices así?

– Ya sé porque fue la confusión – exclamó ignorando mi pregunta – es que primero le había dicho que vendríamos el siguiente fin de semana, pero como tengo que ir a... San Francisco en esa fecha le cambié el día a la mera hora, fue mi culpa ___, perdón – se acercó y puso una mano en mi mentón – pero, no podemos hacerle un desaire cariño, Alonso ha sido muy amable conmigo, además, se ve que a Romina le caes muy bien.

– Pero, se suponía que la razón de este viaje era para estar solos tú y yo.

– Y lo estaremos cariño, ¿a poco crees que ellos no querrán estar solitos también? – respondió guiñándome un ojo – anda, no seas así, serían prácticamente 3 días.

Sentí como se me revolvió el estómago con la insinuación, la escenita de la cocina estaba muy fresca en mi mente y no quise ni pensar como hubiera terminado si no hubiésemos interrumpido. zayn me dio un ligero beso en los labios y escuchamos que alguien carraspeaba, volteamos, pero él seguía sosteniendo mi mentón.

– Perdón, no quise interrumpir, la cena está casi lista, pasen y después vemos como nos acomodamos – exclamó Romina desde el umbral de la puerta, Alonso estaba detrás de ella con una mirada de pocos amigos, como si quisiera fulminar a alguien.

– Gracias Romina, pero nosotros acabamos de comer, además supongo que ustedes quieren estar solos, creo que será mejor que zayn y yo nos vayamos a un hotel – dije separándome de él, pero entrelacé mi mano con la suya.

– De ninguna manera, el que se confundió fui yo, los que debemos irnos somos Romina y yo – dijo Alonso abrazándola por la cintura.

– No, Alonso, por supuesto que no, es tu casa, además la culpa fue mía porque primero te dije que vendríamos el siguiente fin de semana y apenas el martes te avise que siempre llegaríamos hoy, yo fui el de la confusión.

– Nadie se va a ir a ningún lado, quizá no somos los mejores amigos del mundo pero será grandioso convivir este fin de semana y conocernos más, ¿verdad, nene? – dijo Romina mirando a Alonso y le dio unas palmaditas en la mejilla.

– Yo encantado, esta es su casa y Romina tiene razón, no veo ninguna razón para que no la podamos pasar bien los cuatro – respondió mientras chocaba delicadamente su cabeza con la de ella que le sonrió.

– Yo tampoco le veo mayor problema, es que ____ tenía la ilusión de que estuviéramos solos ella y yo – intervino zayn dándome un beso en la comisura de los labios.

– ____, no te preocupes por eso, compartirán habitación, y Alonso y yo podemos usar tapones en las orejas contra el ruido.

–Romina, pero que cosas dices.

– Ay ___i, ya todos somos adultos aquí, no tiene nada de malo, anda, acompáñame a la cocina a terminar la cena – exclamó Romina tomándome de la mano que tenía libre obligándome a caminar.

Con dificultad solté a zayn, yo seguía con el estómago hecho nudos por las muestras de afecto entre ella y Alonso y cuando pasé a su lado le corrí la mirada furiosa y él desvió la suya. Me excusé con Romina diciéndole que estaba muy cansada y que mejor aprovecharía para subir a acomodar mis pertenencias. Cuando salí de la cocina Alonso y zayn miraban la televisión y sostenían una copa cada uno, sólo les dije buenas noches y subí corriendo las escaleras.

Abrí la puerta de la primera habitación y sólo había una maleta que supuse era la de Alonso y Romina, me dieron ganas de arrojarla por las escaleras, pero sabía que tenía que guardar la compostura, nos quedaban tres largos y tortuosos días que no sabía cómo iba a sobrellevar. En la habitación continua estaba mi maleta y la de zayn. Tomé la mía y empecé a desempacar, aún era temprano, pero me puse mi pijama y me metí a la cama, no estaba dispuesta a bajar y seguir presenciando las expresiones de cariño entre Romina y Alonso, no tenía idea si podría evitar hacer una escena de celos que no venía al caso porque también estaba mi novio.

No supe en qué momento me quedé dormida. De pronto, sentí el peso de alguien sentándose en la cama y una suave mano que empezó a acariciarme la espalda, abrí los ojos y giré mi cabeza, era zayn que me miraba con deseo y aunque estaba que reventaba de los celos no iba a tener relaciones con él sólo por venganza.

– zayn no estoy de humor ahora, me duele la cabeza, estoy cansada por el viaje.

– Está bien, como quieras, luego estás reclamando y ahora sales con que te sientes mal – dijo molesto levantándose de la cama.

– Claro, yo sí tengo que aguantarme que tú prefieras trabajar que hacerme el amor y con una vez que yo me niego me lo echas en cara.

– No quiero volver a discutir contigo ___, ya tuve suficiente por hoy de recriminaciones, ¿no que te duele la cabeza?

– Pues sí y mucho, buenas noches – dije molesta y me puse la almohada sobre la cabeza.

Minutos después él se acostó a mi lado, apagó la luz de la mesa de noche y me dio la espalda sin decir nada. Apreté la almohada de coraje, estaba por levantarme para ir a dormir al sofá cuando mi teléfono sonó, lo tomé y era número oculto.

– Hola – contesté desconcertada.

– Tienes cinco minutos para bajar a la cocina o subo y le cuento todo a zayn, recuerda que tengo una prenda que te pertenece – sentenció Alonso y me colgó.

Ardiente Tentación (Alonso Villalpando Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora