68

369 13 2
                                    

El lunes por la mañana me sorprendió ver que Scott ya había llegado a la agencia y que estaba encerrado en su oficina con Carolina, sentí un desasosiego, podría soportar la ruptura con zyan, era algo ya inminente, pero no podía perder mi trabajo, eso sí me destrozaría, la agencia de Scott era una de las más reconocidas y él con facilidad podría cerrarme la oportunidad de conseguir trabajo en otra. Entré a mi oficina y alcance a ver que Carolina salía llorando, se dio cuenta que yo estaba ahí y furiosa entró golpeando la puerta.

– Ya estarás contenta maldita mosca muerta, tenías que hacerte la sufrida con el jefe, ¿verdad?, por tu culpa me he quedado sin trabajo y no podré encontrar otro igual en todo el país y tengo una hija que mantener.

– Eso hubieras pensando antes de montar un escándalo en un lugar público, exponiéndote a que alguien te viera, que eso fue lo que sucedió, ni siquiera he hablado con ___ y ya deja de hacer numeritos, vete por favor, antes que llame a seguridad para que te acompañen a la calle – respondió Scott serio.

– Esto no se va a quedar así ___, me las vas a pagar.

– Ya te dije que ella no tiene nada que ver, acepta las consecuencias de tus actos Carolina, tú eres la única responsable de lo que ha pasado.

Lo recorrió con la mirada furiosa y salió de mi oficina, yo me dejé caer en mi silla, lo que menos quería es que la despidieran, conocía perfectamente su situación y no le guardaba rencor, al final lo que se hace en la vida se paga y creo que ella se iba a quedar sin Jonathan que era lo único que le importaba y la causante era ella misma.

– Scott, no tenías que haber hecho eso, no tiene nada que ver con el trabajo.

– Perdón ___, no lo hice por ti, te estimo, pero tuve otras razones, mi esposa las vio en el centro comercial y escuchó todas las cosas que Carolina te gritó, si fue capaz de involucrarse con el novio de una amiga y se valió de todas las artimañas que pudo para conseguirlo, más encima ventilar intimidades en un lugar público y frente a su hija, ¿qué podría yo esperar de ella en cuestiones laborales?, que un día se marchara llevándose sus cuentas y echara pestes de la agencia, que tirara lodo por todas partes, no ___, eso no podía yo permitirlo, me ha costado mucho abrirme paso en este medio tan competido para dejar que alguien como ella lo arruine por su falta de escrúpulos.

– No sé qué decirte.

– No digas nada y sigue con tu trabajo, tenemos varios asuntos pendientes y mientras conseguimos a otra persona para reemplazarla te harás cargo de sus cuentas.

Asentí con la cabeza y Scott salió de mi oficina. Encendí mi ordenador y, como siempre, había más de un mail de Alonso, pero no me sentía con ánimos de leerlos y menos con lo que acababa de pasar, no podía evitar sentir lástima por Carolina, no le había valido de nada todo lo que hizo, había perdido lo más por lo menos.

Por la tarde, salí a almorzar con Natalia y le conté lo que había sucedido.

– Lo sabía __, no en vano ella lo tenía en un altar, era porque se estaban acostando.

– Nunca lo sospeché, alguna vez sí pensé que estaba enamorada de él por la forma en que se expresaba pero no imaginé que tuvieran un amorío.

– Las relaciones humanas son difíciles ___, y los hombres son muy débiles, caen fácil ante el sexo, por eso ahora debes tener mucho más cuidado, veme a mí.

– Y, por cierto, ¿cómo van las cosas con Alan?

– Ya iniciamos los trámites del divorcio, mañana es la primera audiencia.

– Entonces, ¿no hubo arreglo?

– No ___, nos hemos dado cuenta que nos casamos sin conocernos, cegados por el fuego de la pasión y aunque ese todavía está presente no es lo único que mantiene viva una relación, algún día se acabara y entonces, ¿qué nos quedara?, somos completamente distintos, no tenemos nada en común, así que no tiene caso seguir juntos.

En eso mi movil sonó, lo tomé y era número restringido, no pude evitar que los latidos de mi corazón se dispararan al adivinar de quien se trataba.

– Hola – respondí de lo más normal.

– Vaya, hasta que me contestas, ___, me tenías con el alma en un hilo, ¿sabes dónde estoy? – escuché su voz aterciopelada con un tono de preocupación.

– No tengo la más remota idea, por la hora que es y considerando el cambio de horario, supongo que estarás alistándote para cenar.

– Pues no corazón, estoy en el aeropuerto buscando un boleto para Nueva Jersey, no he sabido nada de ti en todo el fin de semana, no has contestado mis mails y no había podido comunicarme a tu teléfono , me tenías sumamente preocupado.

– Alonso, no tienes que hacer eso, tuve un fin de semana muy ocupado y tengo mucho trabajo en la oficina, no tienes por qué alarmarte.

– Está bien, entiendo, discúlpame por ser tan aprensivo pero, no sé, tuve un extraño presentimiento el viernes, júrame que estás bien ___, por favor.

– Estoy bien, no tienes nada de qué preocuparte... por cierto, ya compré la webcam.

– Esa es mi chica, está bien, me calmaré y me conectaré cuando allá sean las 10 de la noche, ¿vale?

– Pero, Alonso, allá serán las tres de la mañana, tienes que dormir.

– No te preocupes por eso, de todas maneras aún no me adapto bien al cambio de horario.

Ardiente Tentación (Alonso Villalpando Y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora