Soulmate

Capitulo 2: Esperando su llamada

Estoy sentado al lado del teléfono

Como un tonto espero su llamada

Tan solo quisiera escuchar su voz

Quisiera saber si aún me ama

Sigo esperando y miro a mi reloj

Pregunto cuanto tardara su llamada

Había prometido que iba hablarme hoy

El tiempo pasa y pierdo la esperanza

Tal vez este dudando de enconarme aquí

Por eso no ha querido llamarme

Y tal vez este con alguien

Y ya se olvidó de mí, ya no sé qué hacer
No sé si piensa en mí solo quiero saber

Si me ama, o no me ama me extraña o me engaña

Si me quiere o no me quiere soy mucho o no soy nada
es todo lo que quiero saber pues ya no puedo vivir sin el

Steve, miro el teléfono ansioso. Cada noche hacia lo mismo esperando por la llamada de Tony, pero esta nunca se daba. Sabía que le hirió y actuó como un idiota, pero aun así esperaba saber de él. Quería su perdón, pero no tenía idea de cómo conseguirlo.

Después de aquella carta, le había enviado otras dos más, pero estas volvieron con la nota "Devolver al remitente"

El rubio se pasó la mano por el cabello para luego colocarla sobre su frente frunciendo el ceño.

No podía dormir, no podía comer, no podía ejercitarse, no podía hacer nada, sin que Tony, invadiera sus pensamientos.

Lo extrañaba, lo amaba y además estaba esa innegable culpa que le hacía sentir escoria.

—Otra vez estás pensando en él. Sólo llámale cap. —Comento Sam, al observarlo.

Steve, levanto la vista hacia su amigo.

—No te oí llegar y tú sabes que no puedo hacer eso, él...

—Era tu omega Steve, lo traicionaste ¿qué esperabas? —Sam, le miro reprobatoriamente. —Si yo hubiera sabido eso en aquel entonces, no te habría apoyado, ni Clint, ¿sabes lo mal que él se siente por como trato a Tony? Sobre todo, cuando nos contaste lo de sus padres y lo de que era tu omega. No teníamos idea que Stark, lo fuera, él siempre pareció un alfa.

El rubio sabía que el regaño de su amigo, era más que merecido y no podía objetar eso.

—Sí, lo ocultaba bien, ¿entiendes ahora por qué no puedo sólo llamarle?

Sam, miro hacia la mesita en la que el capitán tenía el teléfono abierto y un par de cartas.

—Entiendo ahora porque él no ha llamado y por qué devuelve tus cartas sin abrir. Sabes que te aprecio y respeto, pero esta vez te equivocaste. No por tu postura a los acuerdos de Sokovia, ni por defender a tu amigo, si no por herir y dejar a tu omega. Steve ¿ustedes estaban enlazados? Dime, ¿era tu omega porque así lo dictaban sus sentimientos nada más, o lo era porque ya estaba marcado por ti?

El capitán bajo la mirada avergonzado. No tenía cara para mirar a su amigo. De hecho, ni siquiera era capaz de mirarse a sí mismo a un espejo. Había actuado mal y no tenía justificación.