Capítulo 3: Ojos Verdes

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Hoy la noche me habla de tu piel
y abrazándome está la madrugada,
un adiós, un te quiero y un porqué,
y nada.

Te recuerdo y te pierdo en un papel
cuando apenas comienza la mañana
cuanto pude quererte aquella vez,
y nada.

Ojos verdes, cuánto tiempo te miré,
ojos verdes, del color de la mañana
ojos verdes, no sé si te olvidaré,
y nada.

Cuando el tiempo nos pierda entre su andar
y el silencio me robe tus palabras
no tendremos estrellas que contar,
y nada.


Thor asentó a Mjolnir, sobre el buró que estaba al lado de su cama. Tenía un horrendo dolor de cabeza que no le dejaba en paz. Estaba cansado, dolido y de mal humor. Para colmo había tenido una pelea con Jane Foster, porque la astrofísica, estaba pasando mucho tiempo con un colega. Y tras que se veían poco por sus deberes en Asgard.

Ella desperdiciaba su valioso tiempo con aquel hombre que parecía salido de Big Bang Theory, lo peor era que Jane, lo miraba como si fuese una eminencia y a él como un ignorante.

Bueno esa mujer no era normal. Lo tenía a él, Thor, hijo de Odín, amo del trueno, guerrero de elite, líder de los Eijenharts, un vengador súper guapo y sexy, por el que miles de mujeres y hombres morían, además de rey de Asgard.

Pero no, ella todavía se quejaba porque él no sabía suficiente de ciencia. Ja, si él había visto más astros de los que jamás vería su querido colega, que dicho sea de paso tenía como único mérito su hidrocefálico cerebro. Si hasta se parecía a uno de esos muñecos cabezones que la gente de Migdart, vendía en los partidos deportivos. Tomo un par de aspirinas y cogió su martillo.

Pues bien, si ella prefería a ese sujeto y quedarse en Migdart, haciendo cuentas y mirando al cielo con sus telescopios y computadoras, muy su asunto.

Él había intentado sacar a colación el asunto del compromiso, boda y coronación de Jane, como reina, pero ella dijo que eso podía esperar.

No estaba en contra del compromiso, pero boda y reinado. No gracias. Ella quería una cosa llamada premio nobel, más de lo que quería la corona de Asgard o a él, cosa que le hizo sentirse muy ofendido.

Clamo a Heimdall, para que desplegara el baifrost, tenía mucho que hacer en Asgard, con Odín atrapado en su estado de sueño perpetuo y con Loki desaparecido.

Una vez de nuevo en su tierra, apenas y saludo al guardián y se fue directo a su habitación con la intención de dormir un poco y relajarse por un rato, pero a la mañana siguiente, se pondría de nuevo en la búsqueda.

Sabía muy bien que Loki, aún no terminaba con su venganza, aunque a él le parecía que ya se había pasado. Después de todo, Odín lo crio como hijo y si lo aparto de los Jotun, fue por su bien, Odín lo había dejado vivir.

Freya y él lo amaron como hijo, él lo amaba como hermano. Entonces ¿por qué él no podía ver que eran familia a pesar de ser un hibrido Jotun? Pero no.

El embustero había decidido odiarlos por la extinta raza de la que era parte y el rubio, bien sabía lo peligrosos y malvados que habían sido los gigantes de hielo. Quizá Loki, fuese así por herencia genética. Estaba seguro.

Recordó cuando ambos eran niños, lo mucho que parecían quererse y movió la cabeza negativamente.



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Había algo que no cuadraba. Tenía la sensación de que algo se le olvidaba, algo importante, algo grande y no solo un hecho, si no un sentimiento, era como si hubiera perdido memorias, pero estas concernían únicamente a Loki. Nada más había sido movido de su memoria, sólo él.

En sueños a veces veía al hechicero envuelto en niebla verde y a su lado había sombras de figuras animales. En otras ocasiones, le parecía ver sus ojos bañados en lágrimas con un semblante que le partía el corazón y le hacía sentir culpable, como si él fuese el causante de la agonía en esos ojos verdes.

Había noches en las que soñaba otra clase de cosas, como a Loki sonreírle y tocarle las mejillas, o besarlo como lo haría un amante. Incluso más. Se odio por eso ¿qué clase de degenerado pensaba así de su hermano? bueno ahora sabía que no lo eran biológicamente hablando, pero se habían criado como tal, así que la idea de un Loki, desnudo por bien que estuviera debería provocarle asco y no una erección.

Se froto a si mismo al notar lo empalmado que se había puesto de pensar en el hechicero y casi lamento no haberse quedado con Jane, ella podría bajarle esa calentura.

Él quería a la científica, de verdad la amaba, pero a veces sentía que estar con ella era equivocado, algo estaba mal, sentía que ella no era su enlace del alma. Recordó aquellas historias que Freya, les contaba de niños, en donde los antiguos cambian formas estaban enlazados a una pareja única y especial. Aquellos seres legendarios que habían sido las primeras bases de la evolución de la antigua raza humana a la mejorada subdividida por alfas, betas y omegas de la que eran parte. Los Hunimals ya no existían, tal vez nunca lo hicieron. Investigo que en Migdart, había leyendas de ese tipo, pero para ellos no eran pioneros de la mejora genética, ni eslabones evolutivos, para ellos eran mitos antiguos, de tierras lejanas y culturas exóticas.

Los llamaban Shifter. Estas criaturas al igual que los Humimals, podían transformarse de hombres a animales y tenían habilidades especiales. Entre sus características estaban sus mates o enlaces del alma.

Bruce le había contado en una ocasión, que en Migdartm estos a veces aún se daban, pero era un caso entre un millón y entre los humanos no era tan poderoso como se suponem lo seria en los Shifter.

Pensó de nuevo en Jane, la quería, pero...Además Jane, era una alfa como él. Nunca podrían tener un enlace. Estos ocurrían sólo entre alfas y omegas.

No era como un mate legendario, pero era algo. Quizá por eso sentía que algo faltaba en la relación con ella. O quizá fuera por esos ojos verdes que lo atormentaban en sueños.

Freya solía leerles una vieja leyenda con ese título, a Loki le encantaba, a él no y menos ahora sintiéndose justo como Fernando, cautivo de esos letales y sobrenaturales ojos verdes, que le perseguían.

Loki aparecía en sus sueños siempre, pero no solo en las escenas dignas de un +18. También en otras de oscuridad, sangre y muerte. Además, siempre estaba rodeado por esas poderosas auras que rezumaban odio y venganza.

En especial la de la mujer cadáver. Él no podía verla con claridad, sólo su mirada de absoluto odio y que era tan verde como la del embustero, podía sentir esa presencia mortal y fría como si fuese la misma muerte. Entonces ese poder oscuro le hacía bajar la mirada de sus aterradores ojos verdes, a sus putrefactos pies y por eso sabía que era un cadáver. Luego podía ver las ramas de Igdrasil siendo devoradas por un dragón, y después a este mismo pelear contra un guerrero en forma de perro de fuego, hasta que este resultaba vencido, entonces el dragón incendiaba todo a su paso o lo intentaba, porque sus llamas eran congeladas por un par de guerreros gemelos y luego la mujer cadáver abría un portal oscuro que lo tragaba. Pero el dragón volvía, sólo que esta vez lo hacía siendo montado y domado, por un jinete de ojos castaños que se parecía jodidamente a Stark.

Thor se despertó sudoroso y con el corazón agitado ¿que había sido todoeso? pensó que lo último fue un alucín por haber estado viendo la casa deldragón la noche anterior. Pero ... ¿y lo demás?

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