Delirium.

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-Esto ya lo había publicado antes, en un libro de one shots que murió, je-

Libro: Delirium.
Autora: Lauren Oliver.

Nota: No hago ningún tipo de spoiler, tan sólo tomé la idea de Lauren, nada más. Además, son otros personajes y otra historia.

Título (del one-shot): Mi hermosa deliria nervosa de amor.

¿Cómo terminé en el techo del hospital, a la vista de cientos de personas que me veían como una loca y claro ejemplo de lo que aquella enfermedad podría hacer?

Bueno, pues de primera, admito que yo terminé padeciendo esa enfermedad.

Deliria nervosa de amor.

Nada más y nada menos.

Comenzaré desde el inicio de toda esa locura.

Verán, que yo era una joven de 16 años que esperaba pacientemente a la edad debida para recibir mi operación, ser inmune al deliria nervosa, que me asignen un futuro marido y ya. Así tendría una vida feliz (no se si esto...) y tranquila.

Pero creo que no planeaban hacermelo todo tan fácil.

Estaba desayunando, intentando pensar en cualquier cosa menos en la voz de mi madre mientras ella decía Maia, estoy segura, cien por ciento segura, de que tu esposo será Horacio Blair, ya sabes, tiene buena posición económica y poder, además, me parece que por genética tendrían buenos hijos y no pasarían hambre.

Ya no me importaba demasiado mi futuro marido, que si era Horacio Blair o el albañil de la esquina. A pura sinceridad, sólo quería alejarme de mi mamá y su voz chillona sin emociones. Algo me decía que yo terminaría así luego de mi operación, que mi tono de voz ya no reflejará lo que siento, ni mis ojos, ya siquiera lo harán mis movimientos.

Algo que solía preocuparme de pequeña, era que ya no podría cantar y bailar... Bueno, eso sigue preocupandome.

Mamá notó que yo no le prestaba atención y se retiró sin más. Bajé la vista a mi plato vacío.

No más canto, ni baile.

Harán un corte debajo de mi oreja derecha, luego, si la suerte corre de mi lado, no tendré que preocuparme por el deliria nervosa de amor.

Pero además de eso, ya simplemente seré un cuerpo sin gracia. Porque eso eran aquellas personas que no sentían, todas esas personas que me rodeaban, eran cuerpos sin gracia alguna. No bailaban, ¿Cómo era posible aquello? Yo tengo la tendencia a bailar en cualquier momento, mi cuerpo se mueve ante el ritmo, mi cuerpo se siente vivo con el ritmo. Por ello suelo decir que tal vez moriría luego de mi operación, y no importaría, tampoco sería emocionante vivir luego de ella.

La verdad ya poco me importaba todo, que si sobrevivía o si salía algo mal. No tenía algo a lo que aferrarme en esta vida, no tenía algo sumamente importante. El baile no lo era, porque eso comenzó por rebeldía y siguió por necesidad.

A mamá no le gustaba que yo baile, por eso lo hice. Luego la gente sin gracia a mi alrededor me obligó a seguir, ya que estando con ellos era una zombie, pero encerrada en aquella casa abandonada, con la música apenas sonando, moviéndome como lo quise hacer en todo el día, era entonces cuando vivía.

Lavé mis cubiertos y me retiré de la casa de mi madre. El sol me dio directo en el rostro al salir, cerré los ojos sintiendo su calor, su energía. Cuando volví a abrirlos, miré a las personas que caminaban en la calle, a paso lento, no se detenían a admirar el hermoso cielo azul sobre nosotros.

Versatiles One Shots.Where stories live. Discover now