Peter Maximoff |X-Men|

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Vas a matarme, Maximoff.

— ¿Podrías por favor dejar de revolotear así? —gruñí tomando mi cabeza entre las manos.

Peter se detuvo ante mí —Ah, ¿te doy dolor de cabeza?

—Es obvio. Siquiera puedo verte pero me mareas cuando corres así —confieso.

—... Qué pena —se encoge de hombros y vuelve a lo suyo.

Bufo rodando los ojos. Quisiera golpearlo, maldito exasperante. Camino hacia el centro del cuarto para tomar una lata de coca cola. Noto que repentinamente aparece una nueva consola de videojuegos en la mesa.

— ¡Peter! —chillo—. ¡¿Qué te he dicho sobre robar?!

Él nuevamente aparece, ahora sentado en el sofá con mi lata de gaseosa en la mano. Le da un sorbo mientras dirige su mejor mirada inocente hacia mí.

—Yo no he robado nada. Tengo abstinencia de dos semanas —miente con descaro.

Señalo las cajas amontonadas en una esquina —Explica eso.

Se toma su tiempo, luego dice.

—Son de mamá.

— ¿Tu mamá trajo todos esos videojuegos aquí? ¿Sola?

—Es una mujer fuerte —se encoge de hombros nuevamente.

Gruño y me siento junto a él. Lloriqueo mientras recuesto mi cabeza en su hombro.

—Peter, vas a matarme uno de estos días —le arrebato la lata y doy un largo trago—. ¿Por qué diablos sigo aquí?

—Porque me amas... ¿No? —se remueve, me obliga a mirarlo. Frunce las cejas—. ¿O es por los doce vestidos que te regalé?

—Obviamente te amo, idiota... ¿De qué vestidos hablas? Tú no me diste vestidos.

Abre los ojos como platos. Yo intento tomar el cuello de su chaqueta, pero él es más rápido, como siempre, y se va al otro lado de la habitación. No importa qué tan rápido comencé a correr tras él, nunca lo atrapaba.

— ¡Devuelve los malditos vestidos ahora, Peter Maximoff! —jadeo sentándome en el suelo, luego de correr durante un buen rato.

—Lo hice hace dos minutos —se coloca frente a mí.

—Bastardo —respiro con fuerza, intentando tomarlo, al fin soy capaz de sujetarlo por la chaqueta. Caigo sobre él mientras lo escucho reírse—. Un día... Un día vas...

— ¿Voy a matarte? Espero que nunca —me abraza y con cansancio me dejo acomodar en su regazo—. O que al menos no sea ahora... O en un lugar con testigos.

—Cuando despierte seré yo quien te mate —murmuro.

—Cuando despiertes verás tu lindo vestido nuevo —logro escuchar que murmura, pero ya no tengo ganas de golpearlo.

Versatiles One Shots.Where stories live. Discover now