Adrien Agreste |Miraculous LadyBug|

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¿Eres tú, mi Lady?

Una explosión de esas que ya eran casi habituales en Paris le hizo voltear, dejando caer su helado al suelo. Pero a Adrien no le importaba el helado, su mente estaba enfocada en que un nuevo akuma había aparecido.

— ¡Es que uno no puede tener una tarde normal últimamente! —se queja Kim señalando su camiseta manchada con el helado que Max le había embarrado sin querer.

—No es tan malo, al menos tenemos más emoción en nuestras vidas —saltó Alya mientras rebuscaba su celular en el bolso—. ¡Pues yo me despido, amigos! Que seguro LadyBug y Chat Noir no tardan en aparecer.

Comienza a correr hacia el desastre, Adrien nota que su amiga, Marinette, pone cara de horror al verla irse.

— ¡Alya! ¡Ven aquí, es peligroso!

Peligro... ¡Peligro! Se repitió Adrien desesperado. Mira a los demás retroceder con temor a medida que las explosiones se acercan. Se odia a sí mismo por haber dejado a Plagg comiendo queso en casa, ¡el maldito le había dicho que no le apetecía estar en una reunión de niños en una heladería! Sí, tal vez lo había molestado todo el tiempo, pero al menos ahora no tendría que ir corriendo a casa y luego volver.

—Estúpido Plagg —resopla y se dispone a irse.

Comienza a preocuparse por si no llega a tiempo, ¿y si su Lady sale lastimada en lo que él tarda por su estupidez? Bien, LadyBug era inteligente y fuerte, pero no sabe a lo que se enfrentarían ese día. Nunca sabían a lo que se enfrentarán. Él siempre se preocuparía por su Lady de igual manera.

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no se detuvo a notar que un auto volaba hacia él. Tal vez Adrien se preocupaba más por el bien de LadyBug que el suyo, pero ahí estaba Marinette para preocuparse por él.

De un momento a otro estaba siendo empujado hacia un callejón. Unas manos sujetaban su camisa con tal fuerza, y la presencia a sus espaldas le transmitió tanta confianza que él se imaginó quién le había salvado. Su corazón latia con fuerza mientras se incorporaba para ver a su heroína favorita.

— ¿En dónde estaba tu mente, Adrien? —el reproche, ese tono, debía ser LadyBug pero quien le miraba con enojo era Marinette.

Adrien retrocede confundido, pero si él... Él había sentido a su Lady, estaba seguro de que era ella.

— ¡Adrien! —repite ella, insistiendo en que despierte de su sorpresa—. Deberías ir a casa... Es peligroso —añade de vuelta con su usual nerviosismo.

Marinette le mira unos segundos preocupada, luego otra explosión se hace escuchar y determina que debe irse. Adrien apenas nota que ella se ha ido, voltea y mientras murmura.

— ¿Mi Lady?

Versatiles One Shots.Where stories live. Discover now