El sonido de las manecillas del reloj resonaba en mi cabeza conforme iba recobrando la conciencia. Ese tic tac lo escuchaba tan fuerte que no entendía que estaba pasando. Sentía confusión y desorientación. Mi cuerpo comencé a mover poco a poco. Al paso de los segundos sentía y entendía mas o menos en qué situación me encontraba. Estaba sobre una silla, amarrada de mis manos y brazos atrás del respaldo de ella. Comenzaba a sentir el dolor de las cuerdas apretadas que me lastiman. La pesadez de mis ojos iban disminuyendo, veía lo que hay a mi alrededor. Es una habitación semi vacía, como si tuviera tiempo que no se usara, podía sentir el polvo en el aire. A simple vista no podía ver a nadie. Ese maldito reloj seguía resonando en mi cabeza. — ¿Dónde estoy? —Mi voz apenas y salía de mi boca.
—Ya despertaste—Escuché una voz que provenía atrás de mí. Las pisadas se escuchaban acercarse, se plantó enfrente de mí. Al verlo ahí enfrente mío, supe quien era.
—Eres tú—Dije fríamente al reconocerlo. No pensé que lo volvería a ver después de lo que sucedió en el cuartel militar. Ha pasado un tiempo desde ese evento, lo había olvidado por completo. Lo tenía enfrente de mí, su mirada estaba vacía y con odio en ellos. Su rostro había envejecido, ya no era la persona con autoridad que recordaba sentando atrás de un escritorio haciendo su trabajo con esa expresión seria y con un impecable uniforme militar. Es otra persona totalmente. —Le arruiné la vida—Pensé al verlo. Comenzó a caminar hacia el otro lado de la habitación donde estaba una silla igual a donde estoy amarrada, en eso noté que se le dificultaba el caminar con la pierna donde le disparé aquella vez. La bala debió haber dañado un nervio en su pierna que le costo la dificultad para moverse con ella. Verlo de esa manera hacia que entrara un poco de arrepentimiento el haber hecho eso, sentí pena por él.
—Al principio no te reconocí, pero me quedaba esa duda de ¿si eras o no? Pero cuando trabajas por muchos años en el ejército aprendes que hay muchos factores para identificar a las personas. Supuse que eras tú Rad cuando te miré llegar con Kou, si no me equivoco es el hermano de Grey. Puedes cambiar de aspecto si quieres, pero un francotirador jamás podrás esconder las heridas de marca de los hombros de cuando se retrae el rifle.
— ¿Qué quieres? ¿Vengarte por tu pierna? —Le pregunté fríamente y de manera hostil.
—¡Eso sería lo justo! ...—Alzo la voz furiosamente mientras se levantaba de la silla inconscientemente hacia arriba. —Pero tu cabeza vale una fortuna así que... —Continúo diciendo ahora de manera segura y confiado de tenerme amarrada.
— ¿Vas a entregarme?
—Tal vez, tu ultimo regalito de la bala en mi pierna hizo que me bajaran de rango, soy incapaz de realizar las actividades que hacía antes, ahora se me dificulta mantenerme de pie por un periodo de tiempo, por las noches siento dolores insoportables por las secuelas que dejo la herida. Recurrir a los medicamentos para sucumbir el dolor fue mi ultima opción. —Mientras decía eso, saco un frasco de medicamento de su pantalón y saco un par de pastillas de el y se las coloco en su boca.
—Te volviste un adicto—Le dije al verlo tomar las pastillas enfrente de mí.
—Conoces el dicho, "Ojo por ojo, diente por diente" —Siguió hablando, mientras en su rostro tenia una sonrisa que me daba escalofríos verla. Se podía ver el odio y la ansías de vengarse.
—Tu mismo lo has dicho. Ya no eres capaz de hacer las cosas de antes, crees que ahora pelear conmigo va a mejorar las cosas. Eres un invalido frente a mí, no podrás ganarme estando así, señor. —Mi mirada no dejaba de verlo a los ojos. Una seriedad se podía sentir en mi voz, con ese toqué de superioridad. Él fijamente me miraba y se acercó a mí sin dudarlo un segundo. Su rostro estaba tan cerca del mío.
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G.R.A.Y
ActionEn el segundo libro de la serie R.E.D: G.R.A.Y la tensión se convierte en una fuerza palpable cuando Rad, la líder rebelde, desencadena un ataque sorpresa que sacude los cimientos del gobierno del presidente Fred Osword. Con el país al borde del cao...