Narra Jade
—Rad, no te duermas. Ya casi llegamos. —El miedo estaba apoderándose de mi en ese momento, con solo verla en ese estado. —Maldición Isabel contesta el teléfono—Isabel, no respondía el teléfono estuve marcando a su teléfono por varias veces. Hasta que escuche su voz por la bocina del teléfono.
— ¿Si, Jade? —Fue lo primero que ella hablo. Escuchar su voz me hizo sentir mas tranquilo, de saber que ella me ayudaría con esta situación. Debía controlarme y no perder la razón. Se trataba de Rad después de todo. En mi mente tenia dos panoramas las cuales una podía suceder. La primera era de que, si perdía más tiempo, nos atraparían si pierdo la concentración al manejar y no llegar a la base o la segunda de que si debía desviarme e ir al hospital y olvidar el hecho de que estamos huyendo. Isabel sabría darme una respuesta de que debía hacer. Ella siempre lo hace. En este tiempo lo ha hecho.
Recuerdo de Jade
Hace dos años atrás.
—¿A dónde iras Isabel?
—Necesito mejorar mis habilidades Jade, Rad necesitara eso de mí. ¿Tu que harás Jade?
—No lo se. —Todos tenían un objetivo, pero yo me sentía que me faltaba mas que dar por el equipo. Rad es la cabeza de esto, Isabel es la genio de las computadoras ¿Qué soy yo?
—Jade, estoy segura de que sabrás que es lo que eres. — La vi salir de la puerta con sus cosas. —¿Lo que soy? —Me pregunté a mi mismo. Fui a la habitación de la casa que nos presto los padres de Isabel. He hice una maleta, solo tenia un lugar al cual podía ir, y descubrir quien soy.
Hace tiempo que no voy a verlos. Desde el incidente de la escuela, mi vida fue ajetreada que me olvide por completo de ellos. En este momento, tengo un gran vacío y justo los recordé. Un viaje de seis horas por toda la carretera que conecta esta ciudad con la de ellos, la hace un viaje difícil, pero me servirá mucho.
Así como la vea, sigue siendo la misma casa. Toque el timbre de la puerta, esperando en que uno de ellos, abriera la puerta. Me daba el aroma de pan recién horneado y el rico olor del café que es característico. La puerta se abrió. Y la miré. Esa viejita con su ropa holgada, su par de trencitas de su cabello blanco, con una sonrisa en su rostro que hacia mucho no veía, creo que se a encogido de estatura o yo estoy mas alto de la última vez que la mire. Deje caer la maleta al suelo y la abrace con todas mis fuerzas.
—Abuela...hace mucho que no la miraba...—Mis lagrimas comenzaron a caer al escucharla decir.
—Sabría que vendrías Jader, te estábamos esperando.
—Estoy aquí abue...—La emoción me invadió.
—Cariño Jader ya esta aquí. —Ella con voz de alegría dijo.
—Llegas tarde Jader Heuyell ... —Escuché esa voz. Observé desde la puerta hacia adentro. Ahí estaba ella, sentada en los escalones de la escalera mirando desde ahí. Se veía hermosa como siempre. Ese carácter fuerte me encanta de ella.
—Isabel —Pronuncie su nombre.
—Jader límpiate los mocos y esas lagrimas—Mi abuelo dijo mientras entraba desde la puerta trasera. Él me abrazo. Estaba muy confundido por todo, pero solo quería disfrutar este momento y la gran felicidad que sentía. Ya después habría tiempo de preguntas. Después de un rato y que las emociones cesaron, hable.
—¿Qué haces aquí Isabel? —Comencé con eso. Era la mayor incógnita de todas.
—Cuando salí de la casa hace dos días, volví porque sentía que debía regresar. Tenia un sentimiento que debía ayudarte, por lo que habías dicho. Creo que me preocupe. Regrese a las horas y mire en la mesa de la cocina el boleto del autobús con destino aquí. Así que me tome el tiempo de investigar quien vivía en esta ciudad. Al ver que eran tus abuelos, compré un boleto de autobús mas temprano que el tuyo y vine. Les conté que vendrías y que necesitabas ayuda y ellos felices me dejaron quedar.
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G.R.A.Y
AcţiuneEn el segundo libro de la serie R.E.D: G.R.A.Y la tensión se convierte en una fuerza palpable cuando Rad, la líder rebelde, desencadena un ataque sorpresa que sacude los cimientos del gobierno del presidente Fred Osword. Con el país al borde del cao...