Capítulo 5

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Velozmente, la gata de pelaje pardo se escondió dentro de un arbusto. Había sentido cerca el olor de la patrulla nocturna, y no era la mejor ocasión para que la encontraran escapando del campamento.

-¿Quién esta ahí? -dijo una voz. Por el tono se podría decir que era Pluma de Urraca.

Pétalo Pardo se puso tensa, deseando que la hierba en el que se había revolvado ocultara su olor.

-No es nada, Pluma de Urraca, debe de ser esa lechuza de la otra vez. -maulló Hoja de Canelo.

-Esa lechuza...-murmuró el gato gris de manchas blancas- Bueno, será mejor que sigamos. Hace poco el Clan del Mar atacó al Clan de la Hoja. Será bueno que vayamos a revisar las fronteras con ellos, si es que quisieran atacarnos.

La reina parda suspiró de alivio, apenas sintió los olores de la patrulla desapareciendo entre la brisa.

Una vez salió del arbusto, comenzó a caminar hacia el páramo, con las orejas erguidas y tocando suavemente el suelo con las zarpas.

En poco tiempo, llegó al páramo. El olor a conejo era bastante fuerte, haciéndole la boca agua. Con el rabillo del ojo identificó una pequeña figura de color marrón moviendose entre los brezos. Rápidamente, se puso en poscisión de acecho. Apenas sintió que la distancia era la suficiente, comenzó a correr. El viento iba a su favor, por lo que el conejo se demoraría un poco más en verla. Sus patas me movían casi de forma automática por la tierra sin plantas, y estaba concentrada únicamente en el animalillo de orejas largas. En el momento justo, el animal se percató de su presencia y salió corriendo entre los páramos, comenzando así la persecución.

El conejo tenía una velocidad sorprendente, pero en el Clan del Fuego entrenaban a lo gatos para correr, por lo que Pétalo Pardo en poco tiempo lo tuvo a un gato de distancia.

En una curva, la reina tomó ventaja y saltó sobre el animalillo. Este intentó arañarlr los ojos con las patas traseras, pero la gata de pelaje pardo logró esquivarlo y morderle el cuello, mojando sus dientes del metálico olor a sangre.

Se sentía un poco mal por no entregarle la presa a su Clan, pero tenía que alimentarse, y seguro que después podría cazar algo de comida para alimentar a los demás. Con el conejo entre las fauces, Pétalo Pardo decidió ir a los Túneles Subterraneos, unos conductos cavados en la tierra hace tiempo que se encontraban no muy lejos de las montañas y de las viviendas de Dos Patas. Usualmente, si el campamento era afectado por una inundación o algún otro desastre, el Clan se refugiaba allí, ya que nadie de los otros Clanes conocía aquel lugar.

Cargando con el conejo hacia los túneles, se preguntaba como estarían sus hijos. Le dolía dejarlos solos en el campamento, pero sabía que Penumbrosa los cuidaría hasta que regresara. Prnsando en ellos, se acordó de Manto de Chacal. No muy lejos de donde estaba ahora, en la Cascada Alta, él le había propuedto ser su pareja. Sintió una punzada en el corazón al recordarlo, pero también, alegría.

El agua destellaba bajo la luna, viéndose de un hermoso color plateado. El guerrero que estaba a su lado parecía nervioso, pero a la vez feliz.

-Oye, Pétalo Pardo...

La joven gata se volteó hacia el.

-¿Sí, Manto de Chacal?

El gato la miró a la cara, con sus ojos anaranjados brillando de emoción.

-Últimamente hemos estado mucho tiempo juntos, y empezé a sentir algo por tí, -Pétalo Pardo lo miraba con los ojos como platos- Al principio dudé, pero luego reconocí mis sensaciones. -hizo una pausa- Pétalo Pardo, ¿Te gustaría ser... mi pareja?

Los Gatos Guerreros: El Descubrimiento De Pétalo Pardo [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora