A lo lejos, se podían escuchar los pequeños ruidos de los saltamontes, ocultos entre las frondas. Pétalo Pardo parpadeó.
-¿Cómo lo sabes? ¿Tú me estás mandando esos sueños?
Pluma sacudió la cabeza lentamente.
-Hace unas cuantas lunas, los Espíritus de la Noche me lo contaron mientras dormía. Me dijieron que los Clanes estaban en gran prligro, y que quedaba poco tiempo para salvarlos.
Pétalo Pardo parpadeó. ¿Los Clanes en peligro? ¿cómo?
-¿Pero quienes son los Espíritus de la Noche?
El solitario posó su mirada en las estrellas.
-Son las estrellas que ves allá arriba. Son los espíritus de los gatos fallecidos de Clan que son buenos, que todas las noches observan a sus antiguos compañeros de Clan; y a su vez, los protejen.
-Pero, yo jamás e oído hablar de esos tales Espíritus de la Noche, -siseó la reina.
-Aunque no lo creas, ellos existen. Solo que últimamente los Clanes guerreros se han olvidado de su existencia, y los Espíritus de la Noche no pueden hacer nada; no tienen forma de comunicarse con los gatos vivos.
La felina parda comenzó a tragarse las palabras del macho gris.
-¿Y hay alguna manera de salvar a los Clanes?
-Sí, -maulló Pluma, aliviándola- Los espíritus me contaron que tengo que mostrarte tu destino, para poder salvarlos.
-¿Destino?
Pluma asintió.
-Sí. Ellos me dijieron que tienes que volver a tu Clan, y así, sabrás lo que debes hacer, mediante la señal que recibas.
La reina titubeó. ¿Cómo podía confiar en unos espíritus que probablemente no existían? Y además, ¿Por qué ella tenía que volver? ¿Que debía hacer? Sacudió sus pensamientos. No. Si Pluma lo decía, era verdad, en su expresión se notaba que no era un gato cualquiera.
-¿Volver? ¿Cuanto tiempo tengo?
El solitario movió su vista hacia su guarida. De ella se podían escuchar los cansados ronquidos de Tom.
-No me lo dijieron precisamente, pero sé que es poco. -Volvió a poner sus ojos ámbares en ella, que reflejaban gran sabiduría- Pétalo Pardo, debes regresar a los Clanes, o la destrucción será inevitable.
***
-Vamos, déjame descansar un poco más, -gruñó Tom, volteándose en el lecho.
-No, no puedo. Tenemos que irnos ahora. El sol está en su punto medio. Debímos haber salido hace mucho tiempo.
Pétalo Pardo miró hacia la salida. Aunque aún no podía comprender por completo lo que debía hacer, tenía que hacerlo pronto. Aunque dudaba de la existencia de los supuestos Espíritus de la Noche, confiaba en Pluma. Había dicho la verdad. Volvió a pinchar a Tom con una garra. Este lanzó un bufido.
-Esta bien, esta bien, me levanto. -dijo, arqueando su espalda y bostezando. Su herida aún estaba bastante fea, pero por lo menos no se había infectado.
Una vez que los dos gatos edtuvieron listos, salieron de la guarida. Pluma los acompañó hasta afuera.
-Gracias por sanar mi herida, -maulló Tom con una inclinación de cabeza.
-No te preocupes, no es niguna molestia, -respondió el solitatio, rascándose una oreja.
Una vez que los dos machos se despidieran, Pétalo Pardo se acercó al viejo gato gris.
-Gracias por todo, -y luego agregó, en un susurro- Y por la advertencia. Haré todo lo que pueda, aunque esto siga siendo bastante extraño para mí.
-Tranquila, -maulló Pluma, recostando su cola sobre la espalda de la gata- Sé que esto es confuso para tí. Pero por algo los Espíritus de la Noche te elijieron.
La reina no entendió lo que quizo decir al final el solitario, y aún más confundida, se despidió y se internó en el bosque, acompañado por el minino doméstico gris. Después de pasar por unos helechos de flores amarillas, Tom se acercó más a ella.
-Vamos, ¿qué te pasa?
La felina del Clan del Fuego parpadeó.
-¿Qué estas diciendo? Las hierbas te afectaron la cabeza. Estoy igual que siempre, -gruñó.
-No mientas, -resopló- Te escuché en la noche hablando con Pluma. Desde entonces no has parado de actuar extraño.
Pétalo Pardo no pudo seguir conteniendo todo lo que sabía, y le soltó todo a Tom.
-¿Espíritus de la Noche? -dijo el gato al término del relato, con los ojos azules abiertos como platos.
-Sí. Según Pluma son los brillos blancos que se ven en el cielo durante la noche, y nos protejen a nosotros, los gatos de Clan, -suspiró.
-¡Pero que interesante! ¡Espíritus de gatos, observándote en la noche! No se tú, pero a mi me parece real.
-Estoy segura que no te parecería tan "fantastico" si de un día para otro supieras que te enviarán una señal y que los Clanes pueden ser destruidos.
Tom se encogió de hombros.
-Da lo mismo, con señal o no, sigue sonando genial.
Pétalo Pardo se preguntó cómo Tom era capaz de siempre verle un lado bueno a las cosas.
Pronto, cruzaron la última franja de árboles, y aparecieron en el claro por donde la reina había salido de los Túneles Súbterraneos.
-Supongo que esta es la despedida, ¿o no?
Pétalo Pardo asintió lentamente.
-Muchas gracias por darme los mejores dos días de mi vida, -maulló, algo apenado- Me gustaría acompañarte, pero mis dueños deben estar muy preocupados. Te echaré de menos.
-Yo también. Luchaste muy bien contra los zorros, -ronroneó.
-¿Luchar? Solo moví las patas al azar, -ronroneó de respuesta Tom, lamiéndole la oreja a Pétalo Pardo.
-Adiós.
-Adiós, y que los Espíritus de la Noche iluminen tu camino. -añadió Tom. Pétalo Pardo prometió jamás olvidar esa frase.
Y tras tomar una gran bocanada de aire, despareció en los túneles de tierra.
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Los Gatos Guerreros: El Descubrimiento De Pétalo Pardo [TERMINADA]
Short StoryPétalo Pardo es una joven reina del Clan del Fuego, que vive una vida normal, hasta que su amada pareja fallece en batalla. De la nada, Pétalo Pardo empieza a tener sueños de gatos con estrellas en su pelaje; y ojos destellantes. Preocupada, se emba...