Pétalo Pardo no podía parar de correr, el miedo la consumía por dentro. Además de la lluvia que la tenía a merced de su suerte, los proscritos seguían persiguiéndola. Se volteó, y asumió alarmada, que no estaban muy lejos, y a pesar de estar bajo la tormenta, avanzaban muy rápido.
La joven reina miró las Montañas Altas, en busca de un refugio donde esconderse y refugiarse. Pero pronto, cuando ya tenía la esperanza casi perdida, divisó a lo lejos un hueco muy pequeño. Con la ilusión renovada, sus patas ganaron fuerza; y respirando dificultosamente, logró llegar a la pequeña cueva.
En los pocos latidos de corazón en los que pudo observar la grieta, descubtió que antes era una cueva más grande, y por lo que parecía ser el producto de un derrumbe, se había tapado la entrada con peñascos. Sin embargo, tenía un pequeño hoyo en donde entraba un gato agachado.
Encogiéndose, la gata parda se adentró, roziando las rocas con su pelaje mojado. Una vez pasó por la entrada, llegó a la cueva en sí. El derrumbe, a diferencia de lo que pensaba, no había cubierto el interior de la gruta, y a pesar de ser tan oscura como la noche, era bastante alta y espaciosa. Rápidamente, comenzó la lamerse el pelaje mojado de la espalda, para evitar la Tos Verde. Una vez hubo terminado, decidió explorar un poco más la cueva.
Tras recorrerla un poco, percató de otro recoveco en una esquina. Era una cueva mucho más pequeña y delgada, en la que un gato solo entraba con su pelaje rozando las paredes de piedra. Pétalo Pardo observó la abertura. No sería nada malo ir a explorar un poco, ¿cierto?
Mientras caminaba apretujada, comenzó a pensar en Pluma y la conversación que habían tenido aquella noche. Espíritus de la Noche, señal, Clanes en peligro, la confusión era cada vez más grande, y Pétalo Pardo no sabía que hacer. Tenía una extraña mezcla de sentimientos. Pero ahora, tenía que concentrarse en lo que le había comentado Pluma: la señal.
Hasta ahora no había visto nada que estuviera relacionado con una "señal". O quizá Pluma se refería a algo diferente al decir aquella palabra, y tenía que encontrarle un significado...
De pronto, creyó haber escuchado unos pasos detrás de ella a lo lejos. Los pelos del cuello se le erizaron. ¿La habrían descubierto los proscritos?
Apurándose, siguió avanzando por el sendero rocoso. Podía hasta sentir los latidos de su propio corazón. Y la cueva no ayudaba. Por momentos, sentía que la cueva se acababa y estaba atrapada; y debido a la falta de luz, el miedo no la dejaba.
-Por favor, Espíritus de la Noche, ayúdenme... -masculló.
Muy poco tiempo después, Pétalo Pardo dejó de sentir las paredes de piedra rozándola, y abrió los ojos, perpleja.
El túnel había llegado a su fin, y tal como la entrada, se abría en un gran espacio, alto y cómodo. Agradecida, la reina miró el lugar. Frunció el ceño, al ver algo extraño en el techo.
La blanca luz de la luna descendía de un hueco, iluminando la cueva, y dándole un toque como si de un sueño se tratase. Pero, lo más extraño de todo, era que en el punto exacto bajo la grieta, había un pequeño brote de árbol en el suelo de piedra.
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Sé que es un capítulo bastante corto, pero les prometo que el próximo será más largo :D
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Los Gatos Guerreros: El Descubrimiento De Pétalo Pardo [TERMINADA]
Short StoryPétalo Pardo es una joven reina del Clan del Fuego, que vive una vida normal, hasta que su amada pareja fallece en batalla. De la nada, Pétalo Pardo empieza a tener sueños de gatos con estrellas en su pelaje; y ojos destellantes. Preocupada, se emba...