— ¡Despierta! — Escuché ¿Estaba soñando?
— ¡Enano dije que despertaras! — Esta vez sí abrí los ojos. William estaba frente a mí. Mierda... me había quedado dormido a su lado, el gigante me matara, seguro que sí.
— ¡Tengo una explicación! — Dije rápidamente, mientras saltaba de su cama.
— ¿ha si? Más vale que sea buena.
— Eh...— No sabía ni por donde iniciar — ¡TODO ES CULPA TUYA! te quedaste dormido y yo tenía mucho sueño, tenía planeado dormir en el sofá pero luego... — Me estremecí y tomé la cobija para envolverme, el recuerdo de los misteriosos sonidos me ponía la piel de gallina— pero luego algo hizo ruido y…
Ni siquiera me había dejado terminar la explicación. Se había empezado a carcajear a modo de burla. ¿El gangster riendo? eso era nuevo.
— ¿Así que tenías miedo y te acurrucaste en mi cama? — Dijo, aun riendo. BASTARDO SE ESTABA BURLANDO DE MÍ.
— ¡Ya cállate! — Le exigí — No es mi culpa que tengas pacto con el diablo. Por eso se escuchan esos ruidos fantasmagóricos.
Y justo como lo sospechaba, el idiota lanzo otra carcajada. Maldición ahora se burlaría de mí para siempre, por el resto de mis días.
— Nunca imaginé que fueras un miedosito — Murmuró, secándose una lagrima — ¿ves? ya te lo he dicho. Eres un niñito.
No respondí, solo me enfurruñé. Cuando sus carcajadas se detuvieron lo vi, y repentinamente su expresión cambio. Ahora era seria pero me observaba de una manera inquietante. ¿Tenía algo en la cara?
— Vamos — me jaloneó hacia la escalera— mientras dormías preparé el desayuno.
¿Qué? ¿Por qué se tomó la molestia? ¿Qué acaso no me odia?
William me había llevado hacia un estiloso y amplio comedor, la mesa de caoba era extensa y limpia.
— Siéntate en donde te agrede — hablo, sorprendiéndome totalmente. ¿De dónde salía esa amabilidad? más importante aún ¿en dónde estaba el demonio gigante que usualmente me trataba mal? ¿Era bipolar? ¿O tenia trastorno de personalidad múltiple?
Me senté en una de las elegantes sillas. En el centro de la ovalada mesa reposaba un hermoso florero que llamó mi atención, tenía radiantes orquídeas y cada una de diferente tonalidad. Me quedé pasmado observándolas hasta que William apareció y en la mesa colocó un plato caliente de sopa. Era perfecto para el jodido frío que hacía.
— Gracias — Era la primera vez que sentía que mi presencia no le molestaba del todo.
— Vale, vale. Guarda silencio y come porque estas muy debilucho. Tal vez si empiezas a alimentarte siete veces al día crezcas un poco más y dejas de ser el enano que eres.
Y ¡BOM! Su personalidad poco amistosa había regresado como por arte de magia.
— ¡No soy un debilucho! — Me quejé.
Tomé la cuchara y probé la sopa. Un cálido líquido me recorrió la garganta. No quería admitirlo pero era sabrosa.
Él se sentó a mi lado, aunque no tenía la intención de comer. Al parecer solo quería observar mi reacción porque cuando lo probé me sonrió con suficiencia.
— ¡Vaya! no sabía que cocinaras tan bien.
— No me subestimes enano— Sonrió mientras me miraba detenidamente.
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¡No me voy a enamorar! (Yaoi)
Teen FictionHallen, se acaba de mudar a Japón para empezar una nueva vida. Toda la gente es muy amable, excepto alguien. Por azares del destino se tropieza con William, un chico con una personalidad muy poco amistosa, quien es la única persona que no le da una...