Contando pulsos

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NOTA DE LA AUTORA: Antes de comenzar el capítulo, les dejo una canción de fondo que pueden escuchar mientras leen. La pueden hallar en una esquina de la lectura. Si tienen problemas para encontrarla,  se llama "Say Something" de A Great Big World y Christina Aguilera. Disfruten <3  

—Yo…

     Era tiempo de decidir el rumbo de mi destino.

— Elijo ir a Inglaterra.

     Nathan se quedó estupefacto, la decisión que había tomado lo pilló por sorpresa y, por algún motivo, a mi también. Escuché como mis padres se acercaban a paso rápido, abrían la puerta del coche y se metían con las compras que acababan de hacer.

— ¡Uy! —habló mi madre mientras sacudía las gotas de agua pegadas a su abrigo—, con este clima no se puede comprar en paz.

     Nathan seguía viéndome por el retrovisor y mi madre lo notó.

—¿Pasó algo? — susurró cerca de mi oído.

—Nada.

     Bajé la mirada, era un gasto de energía intentar algo.

— En marcha—ordenó mi padre al taxista (Nathan).

     Pero no se movió.

— Listo —repitió mi padre—, es hora de ir hacia el aeropuerto.

     Parecía que seguía esperando mi decisión porque había apagado el motor del coche.

—«Taxista»… es hora de ir hacia el aeropuerto por favor —pedí sin vacilar.

     Su mirada seguía puesta en mi.

— ¿Estás seguro de esto? —preguntó Nathan.

     Mis padres me voltearon a ver, sin entender lo que sucedía entre el "taxista" y yo. Abrí la boca para responder,  pero sentí un nudo en la garganta. Apreté las manos contra mis rodillas e incapaz de decir algo, agité la cabeza de manera afirmativa.

— De acuerdo —Musitó Nathan—, los llevo…

     Después de eso, el silencio reinó. Hasta que llegamos a nuestro destino.

     Miré a Nathan, el amable chico que, a pesar de no conocerle, se había hecho pasar por taxista con la intensión de ayudarme. Le agradecí por todo, seguramente esa era la última vez que lo vería. Apretó mi mano con fuerza, gesto que me hizo sentir un poco mejor, y volvió a preguntarme de nuevo si estaba seguro de lo que hacía. Le respondí que sí.

—Aún se puede hacer algo Hallen.

— Lo dudo Nathan. Ya no hay nada que hacer.

     Tras agachar la cabeza, sonrió con tristeza, y me deseó un buen viaje. Se marchó sin dejar que mi padre le pagara algo.

     Buscamos asiento en el aeropuerto. 

     Yo mismo había tomado la decisión de partir. Me dolía mucho haberlo hecho, pero la cordura no me permitió escoger otra elección. La realidad  jurídica es que al tener dieciséis años, mis padres son mis tutores legales y tienen el deber de tomar medidas para cualquier situación. Al menos eso establecía la ley. Si me hubiese quedado, mis padres habrían hecho tal escándalo que no quería ni imaginarlo. Mi intención no era meter en problemas a William y menos con Oliver a su cargo.

     Respiré hondo mientras apretaba el teléfono móvil con fuerza. Moría de ganas por llamar a William, quería escuchar su voz, deseaba decirle adiós. Pero estaba seguro de que mi alma no sería capaz de soportarlo. Me quebraría. Tal vez lo mejor sería no comunicarme. Lo ideal era engañarlo, hacerlo creer que me había marchado porque ya no sentía lo mismo por él. Eso sería menos doloroso. Así, cuando ya no estuviera a su lado, él sería capaz de encontrar a otra persona. No estaría solo, merecía tener a alguien a su lado y yo no deseaba ser un impedimento. Era injusto que me esperara sabiendo que no regresaría.  

¡No me voy a enamorar! (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora