Completamente capturado.

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— ¿Hallen? — Preguntó Jack, alarmado—. ¿Te encuentras bien?

     Tosí intentando deshacerme de la molesta leche que se había acumulado en mi garganta, producto de la sorpresa. Dejé el vaso a un lado  y me revolví de manera incomoda en el asiento.

— ¿Qué acabas de decir? — Logré preguntarle a Oliver.

     El menor me miró con inocencia.

— Mi padre es William — Repitió tranquilo.

     No, esto no podía estar pasando. 

— ¿Qué…? — Me puse de pie y por un momento creí que mis piernas me traicionarían. No estando seguro de si mis oídos habían escuchado bien o si todo había sido producto de mi imaginación. Deseaba que fuera eso último, pero algo dentro de  mi aturdida cabeza me decía a gritos que era algo imposible.

     Jack se irguió rápido y me observó alertado, mas no pronunció ninguna palabra. Tal parecía que él estaba igual de consternado que yo.

— Tengo que irme — Susurré bajito.

     Oliver se puso de pie y me miró con curiosidad.

— Espera a mi padre — Musitó —. Ya no tarda en venir.

     Mi sangre se congeló.

— Hallen… — La mano de Jack me tomó del brazo —. Te aseguro que William tiene una explicación para todo esto.

     Aparté a Jack con suavidad. Mi mente comenzaba a llenarse de imágenes, recuerdos de mi vida al lado de William, sus labios contra los míos, el contacto de su piel contra mi tela, su agitada respiración… Todo. Todo había sido una broma para él, solo tenía ganas de pasar el rato, de divertirse con el primer idiota que se le cruzara por el camino. No le importaba nada más, solo satisfacer sus necesidades. Mi corazón y mis sentimientos eran solo un entretenimiento para su vida. Y ahora esto…

— Es mi límite — Farfullé de manera inaudible —. Ya no puedo.  

     Giré sobre mis talones dispuesto a retirarme. Jack intentó detenerme pero fui más rápido y me aparte de él. Me encaminé a la salida y abrí la puerta de manera mecánica. Mientras intentaba cerrar la puerta choqué contra alguien.

— ¿Hallen?

     Levanté la cabeza y mis ojos se toparon con la asombrada mirada de William. Justo a la persona que tenía ganas de ver.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó.

     Cerré la puerta de su casa y me aparté.

— No importa, de todas maneras ya me iba.

     Comencé a caminar intentando alejarme lo más rápido que mis pies me lo permitían.

— ¡Espera!

     Sentí como su mano me tomaba del brazo. Me tensé y automáticamente hice fuerza para liberarme de su agarre, pero su fuerza era mayor.

— ¡Suéltame!  — Exigí.

— ¿Qué… qué paso? — Preguntó sin soltarme —. ¿Qué hacías aquí?

     De nuevo intente escaparme de su opresiva mano. 

— Suéltame… —Volví a decir.

     William buscó mi mirada.

— ¿Conociste a Iver?

     Ignoré su pregunta.

— Suéltame —Forcejeé —. Suéltame, suéltame…

     William salvó la distancia que nos separaba con audacia, dejándome atrapado entre el muro y su cuerpo. La cercanía de la temperatura de su tibio cuerpo era como una terrible tortura para mis cinco sentidos. Su aroma se arremolinaba por mi mente, impidiendo que pensara con claridad.

¡No me voy a enamorar! (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora