Estoy más nerviosa de lo que creía que iba a estar, no sé que ponerme y tengo mucha ropa en el armario, pero no veo nada adecuado para la cita. Desesperada me siento en el sillón de la habitación y me quedo ahí sentada respirando hondo hasta que se me ocurre la genial idea de llamar a Blanca, mi mejor amiga, para que me aconseje.
Después de una hora de FaceTime con Blanca, me visto con unos pantalones blancos un poco rasgados, una camiseta de tirantes con rayas azules,rosas y azul más claro, una chaqueta vaquera por encima y unas superga grises.
Me miro por última vez en el espejo y sonrío satisfecha con el resultado, y decido agradecérselo a Blanca por whatsapp.
A los cinco minutos me llega un mensaje de Adam, diciéndome que está abajo esperándome en el portal, inconscientemente me pongo nerviosa y empiezo a dudar de si voy bien vestida o le gustará el blanco en los pantalones, pero me vuelve a llegar otro mensaje suyo diciéndome que no empiece con los nervios de última hora porque son los más traicioneros, y añade un emoticono sonriente al final de la frase, y automáticamente sonrío ante el mensaje, me ha gustado que tuviera ese detalle de tranquilizare incluso sin estar en la habitación conmigo.
Vamos andando por la calle cogidos de la mano, la cena ha estado genial, y Adam tiene muy buen gusto. Me ha llevado a un restaurante ni muy elegante ni muy casual, y la música chill que tenían puesta de fondo hacía que el ambiente fuera más agradable y relajante al mismo tiempo.
Llegamos al portal de mi casa y nos paramos uno en frente del otro, sus ojos café brillan por la luz de las farolas, y me gusta esa sensación que tengo al mirarle, me da un beso cerca de los labios en forma de despedida y yo entro al portal.