Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]

Capítulo 1: Steve Trainor

Greg Lestrade se estiró en su silla mientras bostezó por tercera vez en la mañana. Su supervisor lo vio por la ventanilla y el inspector de policía tuvo que fingir un estornudo. Se suponía que tenía mucho trabajo, y la verdad es que no tenía nada que hacer. Sally Donovan entró con un folder en sus manos, Greg se emocionó pues pensó que era un caso nuevo, pero la agente le borró la sonrisa de los labios.

─No es un caso, es sólo papeleo. Tienes una junta con el jefe en una hora.─ Sally dejó el folder abierto sobre el escritorio de Greg, que sólo levantó una ceja para leer todo lo escrito, que no le daba más información que la que ya tenía.

─A Sherlock no le va a gustar esto...

─ ¿A quién le interesa eso?─ replicó Sally mientras cerraba el folder con el documento ya firmado.

─A mí. Oye, yo soy el que soporto sus llamadas desesperadas de media noche pidiendo algo que hacer. Y creo que estoy tan desesperado como él...

─Se volvió más... Inteligente, ¿no?

─ ¿De qué hablas, Donovan?

─Digo, yo pensé que el cerebrito se iba a hundir en la depresión, ya sabes... Intentar morirse otra vez, y resulta que está resolviendo los casos tan rápido como si no estuviera solo...

─Donovan, a ti nada más te falta ver fantasmas. Ya, fuera de mi oficina, y no vuelvas si no hay un caso.─ Greg reflexionó acerca de lo que la agente le había dicho, en cierto punto era cierto. Pero Sherlock estaba solo... ¿No?

─Mala idea, mala idea...─ musitó el detective consultor limpiándose el sudor de la frente por segunda vez en cinco minutos. Movía las manos tratando de arreglar el problema, pero lo único que lograba era empeorarlo más. ─John nos va a matar...

─ ¿Nos? Discúlpame, pero meternos en esto fue tu idea, tu iniciativa, tu responsabilidad...─ replicó Anna Daniels con el ceño fruncido.

─No seas egoísta, joder...

─No estudié cuatro años en Harvard para esto...

─Fueron tres, mentirosa.

─Lo que sea, rizadito. ¡Ponle el sellito, Sherlock!

─ ¡Listo!─ ambos detectives se inclinaron y miraron hacia al césped, admirando su creación, pero ambos terminaron por fruncir el ceño de nuevo. ─No, no quedó bien. De nuevo...

─Estamos contra tiempo, Sherlock... Si llega a...

─Sé lo que pude pasar si no lo hacemos a tiempo, Anna... Lo sé, no necesito que me lo repitas todo el tiempo.

─ ¿Puedes desactivar bombas explosivas pero no puedes con esto?

─Las bombas tienen un interruptor, siempre hay un interruptor, los terroristas estarían perdidos sin él... Aquí no veo ningún interruptor. Además tú eres la mujer, tú deberías de saber más de esto...

─Cierra la boca, rizado machista... Necesitamos refuerzos, Sherlock.

─ ¿Y tú a quién crees que voy a llamar, eh?

─Yo qué sé... Tienes que llamar a alguien, por favor...─ suplicó Anna. Sherlock se puso de pie y sacó su celular marcando el primer número que le apareció.

─ ¿Bueno?─ respondió la voz al otro lado de la línea.

─ ¡Louis!

─Me llamo Greg, Sherlock, por enésima vez.

─Como sea. Oye...

─ ¿A Lestrade, es enserio?─ interrumpió Anna mirando a su novio con incredulidad.