El videoblog

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John despertó por la mañana, estaba dolorido y le costaba hasta respirar. Mary no pudo entrar porque tenía en brazos a la bebé. Sherlock pudo entrar para quedarse con él a solas, después de que su esposa sólo lo saludara y le advirtiera la "situación" en la que se encontraba el detective.

─Sherlock...─ John se trató de enderezar en la cama, pero le dolió hasta el alm,a así que se dejó caer y miró ceñudo a su amigo.

─ ¿Cómo estás? Pregunta tonta, se ve que estás todo magullado.

─Sherlock, estoy bien, salvé la vida. ¿Tú...?─ pero el doctor ya no pudo continuar porque Sherlock se hincó a su lado y enterró la cabeza en la cama, John no pudo evitar ponerse triste, como pudo levantó la mano y acarició el rizado cabello del contrario que sollozaba sin poder contenerse.

─No la pude salvar, John... Soy un... Un idiota...

─ ¡Sherlock, escúchame! No eres ningún idiota, toda la culpa la tiene James Moriarty, nada más. El detective levantó la cabeza y se limpió el rostro trtando de relajarse, pero le era imposible, sabía que era mala idea dejar que sus sentimientos lo dominaran, sabía desde el principio que todo terminaría mal. Miró a John y él le acarició el cabello con gesto casi paternal. ─Lo siento mucho, amigo.

─Ella me salvó, todo este tiempo ella me ha estado salvando de mi soledad, me ha salvado de mi miedo más grande, y ahora ella...

─Ella murió sabiendo que la querías, o al menos lo dedujo, era una chica muy inteligente. Es una gran pérdida, lo sé, pero tienes, tenemos que levantarnos...

─Los héroes después de todo sí existen, John.─ el tiempo se fue en un profundo silencio, John de vez en cuando acariciaba al rizado, él estaba ido, parecía que no iba a recobrar el habla. Hasta que después de casi una hora, dijo al fin: ─Tengo que irme.

─Un momento, ¿a dónde irás?─ John se alarmó, Sherlock estaba muy mal para pensar con juicio, si cuando estaba normal, hacía locuras, no quería pensar en qué podía hacer ahorita.

─Baker Street. Me tengo que duchar, cambiar de esta estúpida ropa, y... Me tengo que ir.─ sin esperar respuesta, el detective se levantó y salió de la habitación de John, dejando al aludido en una tensión creciente. Sherlock tomó un taxi y se bajó frente al 221B. La señora Hudson lo recibió con mil preguntas y no paraba de llorar, Sherlock se hartó: ─ ¡SE HA IDO!─ le gritó a la casera que se calló y bajó la mirada. ─Anna está muerta, y no hay nada que podamos hacer. ¡Déjeme en paz de una vez!

Sherlock subió de dos en dos los escalones hacia su departamento, lo abrió y cerró de un portazo. Se sumió en su sofá y suspiró, miró a un lado y al otro, todo estaba tan silencioso, cosa que en un pasado hubiera gradecido, y hasta placentero hubiese considerado. Pero ahora no. Era el silencio que deja la muerte y la falta.

Escuchó la puerta principal y dedujo que la señora Hudson se había ido a quejarse de él y su carácter con alguna vecina. Bufó y se talló la cara. ¿Cuándo fue la última vez que había llorado de esa manera? ¿Cuándo había sido que le habían ardido los ojos así? La respuesta llegó a su cabeza como un fantasma: "Barba Roja".

Salió de su habitación y miró las escaleras que ascendían y lo llevaban hasta el que era el departamento de la que él ya había considerado su desventaja más ventajosa. Subió lentamente y al abrir esperó un grito de la chica que lo corriera, o alguna de sus sarcásticas frases. Pero nada le recibió.

Caminó hasta su cama y se sentó, vio el reguero que ella había dejado aquella última tarde que había estado ahí, y se había preparado para disfrazarse. Levantó la vista al tocador y se topó con la mitad de la foto de los papás de la chica, se tocó el saco y descubrió el pedazo faltante en su bolsillo. Se levantó, tomó el pedazo faltante y los unió juntando así a una familia feliz.

Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora