Rivales [Fanfic de Sherlock BBC]

El viejo

A las ocho en punto Sherlock estaba sentado en su sillón con la pierna cruzada sobre el muslo, muy quieto, con la mirada fija en la pared del frente. Vestía un traje negro entallado, y esa camisa púrpura que sin ser consciente, la usaba siempre que quería impresionar a alguien.

Esperaba.

Su té se había enfriado hacía más de diez minutos. No tenía hambre, lo único que tenía eran ganas de golpear la muy cuidada cara de Steve Trainor. Su celular vibró y así tuvo oportunidad de ver la hora: 8:02. ¡Dos minutos de retraso! Sonrió con suficiencia, después de todo no era tan puntual.

─Holmes.─ espetó Sherlock al contestar.

─...

─ ¡Bueno!

─... Hermano...─ esa voz. Sherlock tragó saliva con rapidez, en ese justo momento la señora Hudson subió por las escaleras y abrió la puerta del departamento del detective.

─Sherlock, ahí espera por ti un tal Steve Trainor, ¿quién es él? Está muy guapo...─ la señora Hudson sonrió de forma pícara, Sherlock puso los ojos en blanco y levantó la mano exigiendo silencio.

─ ¿Quién es?─ dijo el detective, pero la línea ya había quedado muerta. ─Maldición. Señora Hudson, él es el nuevo en Scotland Yard, y por favor, podría ser su nieto...─ el detective rodeó a la casera y bajó las escaleras para encontrarse con Trainor. ─Llega tarde.

─Dos minutos, mis disculpas, señor Holmes.─ Steve le sonrió muy amigable, Sherlock sintió que la olvidada úlcera gástrica le supuraba el estómago como advirtiéndole que estaba por volver. ─ ¿Ha descansado?

─Eso a usted no le importa. ¿Nos vamos?

─Por supuesto.─ Trainor se rió y le abrió la puerta trasera de un Sedan negro, pero Sherlock lo ignoró por completo y caminó al lado abriendo la puerta del copiloto para entrar.

El camino fue por demás tenso. El aire parecía poder cortarse con un cuchillo y lo único que se escuchaba eran las respiraciones de ambos hombres. Cuando Steve se estacionó en un callejón mugriento, Sherlock puso los ojos en blanco.

─Aburrido.─ musitó entre dientes.

─Ni siquiera ha visto el homicidio, ¿y ya cree que es aburrido? Señor Holmes usted es...─ pero Trainor ya no pudo seguir hablando, Sherlock ya se había bajado y caminaba hasta la línea amarilla, donde Sally Donovan estaba de pie.

─Vaya, freak.

─Quítese.─ musitó Sherlock rodeándola para avanzar hasta la entrada del edificio donde era el siniestro.

─Oye, oye, no tan rápido. Espera a que llegue el jefe...

─ ¿Cuál jefe?─ replicó el rizado de mala manera.

─Está bien, Holmes, entre y haga de las suyas... Muéstrenos qué tiene.─ susurró Trainor detrás de Sally. Sherlock rodó los ojos y avanzó dentro del inmueble. Como se lo imaginó, era un homicidio común, bastante sencillo.

<<Hombre de 22 años, asfixia, no, no, trauma craneoencefálico... Sí, eso es. No hay huellas digitales, no hay rastros del asesino. Perfume...>>

─ ¿Y bien?─ Sherlock dejó caer su cabeza.

─ ¿No le avisaron que interrumpir a mitad de mis deducciones es fatal?

─No, creo que olvidaron ese detalle. ¿Y bien?─ Trainor bebió un trago de su café.

─Fue un crimen pasional. Sin temor a equivocarme: busca a un hombre de aproximadamente 25 años, seguramente un lío de mujeres, amoríos y esos temas aburridos...