Hechizante

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Bienvenidas a un capítulo más y disfrutad!

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Las piernas aún me duelen por las heridas y el roce con el pantalón lo agrava. No puedo quitarme de la cabeza que ha sido real y que no ha sido simplemente un sueño. Estoy asustada porque no sé como enfocar lo que me está pasando. Jamás habría creído a nadie que me contara lo que me ha sucedido hoy, pues escapa más allá de lo racional.

Suspiro, mirando entre las cámaras alguna que pueda ser del agrado del cliente que me encuentro atendiendo. Mentiría si dijera que estoy concentrada en lo que hago porque no es así. No sé aún qué objetivo me ha dicho que prefería y es la tercera vez que le pregunto, pero es que cuando intento concentrarme en él, las imágenes vuelven a mí de nuevo.

Tres horas más tarde acaba mi turno y sé que tengo que darme prisa porque hoy es el cumpleaños de Ada y ni siquiera le he mandado un mensaje felicitándola.

Ha llovido durante todo el día tal y como me dijo ella, y es por eso que ahora mismo la odio por obligarme a ir. Salir en general no me gusta, pero mucho menos si tengo que salir mientras llueve.

Esta vez opto por el transporte público ya que no me apetece tener que cruzar Primrose Hill. No quiero tener que ser vigilada por un cuervo de nuevo, por muy paranoico que eso suene.

Llego a casa empapada y temblando por las gotas frías. Me quito las botas de agua en el recibidor y tanteo con la mano por la pared para encontrar el interruptor porque no soy capaz de ver nada.

Lo enciendo y veo a alguien frente a mí. Mi corazón vibra erráticamente debido al susto y cuando me doy cuenta que es mi madre quién está frente a mí pongo la mano en mi pecho. Me duele y casi puedo sentir cómo mi corazón palpita desenfrenado.

–¡Jesús, mamá! –Digo, tratando de relajarme.-

Ella se ríe.

–¡Perdón! –Dice alzando sus manos cómo si fuera inocente.- ¿Cómo ha ido el trabajo? –Realmente parece interesada pero no me encuentro con ganas de responder a sus preguntas.-

Me encojo de hombros y la esquivo. Dejando un rastro de agua que chorrea de mi chaqueta debido a la lluvia. Sé que eso va a molestarla pero necesito darme prisa porque Ada va a venirme a buscar en nada y aún ni siquiera he pasado por la ducha.

–¡Hadley Abijah Colton! –Me reprime mi madre.- He limpiado el suelo esta mañana. –Me recuerda.-

–Lo siento.

Corro escaleras arriba hasta encerrarme en mi habitación y me despojo de la ropa.

Pasados unos tres cuartos de hora, estoy lista así que decido bajar.

Mamá está hablando con Ada y Liam sobre la discoteca a la que vamos a ir. En cuanto Ada me ve sonríe.

–No puedo creer que tu madre conozca más la discoteca a la que vamos que tú, Lee. –Se ríe ella.- Creo que voy a llevármela a ella en ve de a ti.

–Créeme, me estarías haciendo un grato favor. –Digo suspirando.-

Mi madre deja escapar un suspiro y coge de las manos a Ada.

–Haz que se divierta y que beba un poco. –Le pide mi madre a Ada.– Tal vez podrías conocer a algún chico, creo que ya va siendo hora. –Dice guiñándome un ojo.-

Sé que cualquier madre habría dicho todo lo contrario pero es que ella es tan así, tan diferente a las demás. A veces hasta me planteo quién hace el rol de madre en mi familia, si ella o yo.

Un ángel no puede morir | Harry S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora