No suelo escribir mucho por aquí pero me gustaría que aquellas personas que leéis mis escritos pudierais aportar vuestra opinión sobre lo que escribo. Quiero saber si os gusta o si por el contrario os está pareciendo una mierda, con todas sus letras. También me gustaría agradecer a todas las personas que lo estéis leyendo y animaros a votar, porque es una de las maneras que tengo de saber que voy bien. Dicho esto, ahí va el capítulo.
Disfrutad.
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Salgo de la universidad hecha un lío porque no sé por dónde empezar a buscar información sobre los Erdhes. Sé que voy a tener que buscar en algo más profundo que una Biblia pero realmente no sé de ninguna librería o similar que pueda tener algo que hable de ellos.
Llego a una cafetería cercana en la que he estado un par de veces con Ada y que me gusta porque tiene ese ambiente relajado que necesito para estudiar. Cuando llego al mostrador una chica de acento latino me toma la comanda y me dice que espere al final de la barra para mi pedido.
Me siento en la mesa más alejada de las del resto que encuentro y deposito todas mis cosas en el sillón a mi lado.
Me siento ansiosa y perdida a la vez. Según lo que ha dicho Mikael, encontrar información nos va a costar y habrá que contrastarla pero, ¿cómo? ¿Cómo voy a saber qué artículos dicen la verdad y cuales no? Ni siquiera soy creyente.
Y en ese momento Isaias viene a mi mente en un recuerdo de él sonriendo. Las cosas que están pasando en mi vida me abruman porque no se controlarlas del modo en que me gustarían. Ni siquiera estoy segura de que crea que es real todo lo que me está pasando.
Durante los primeros días pensé seriamente en acudir a un especialista para que pudiera diagnosticarme algún trauma infantil que me hiciera imaginarme cosas que no eran reales y que su dictamen final fuera que yo las imaginaba porque anhelaba algo de aquello. Pero realmente yo no quería nada de esto, aún si era real, no quería tener que verme involucrada en nada de lo que el mundo más allá de los humanos me ofrecía; quería una vida tranquila, normal y sin sorpresas. Pero todo estaba cambiando, lo notaba en mí y lo notaba en cualquier cosa que me rodeara.
Lo que había pasado hoy en la universidad no había sido casualidad. Sé que Mikael no daba clases de historial medieval realmente ni tampoco había sido un juego del destino que precisamente él hablara de teología. Y precisamente esas circunstancias eran las que me hacían darme cuenta de que algo extraño estaba pasando y que iba mucho más allá de algo imaginario que mi mente creaba. Si yo había visto a Mikael mis compañeros también debían haberlo visto.
Saco mi ordenador portátil para dejarlo en la mesa y lo abro, esperando a que se encienda. Recorro las yemas de mis dedos por las teclas del ordenador, agachando mi cabeza sin saber qué demonios poner en el buscador de internet. La primera palabra posible aparece en mi mente con luces de neón y la tecleo; Erdhes.
Abro la primera página que encuentro y sólo aparece su nombre pero no hay información. Suspiro y sigo buscando.
He encontrado un artículo bastante completo sobre ángeles pero sólo tiene un pequeña frase dedicada a ellos.
"La metamorfosis del mal."
Suspiro, tratando de poner en orden mis ideas. ¿Qué demonios significa la metamorfosis del mal? Golpeo mi cabeza contra la mesa y suspiro de nuevo. Esto no tiene ningún sentido.
Me animo mentalmente y sigo buscando, vagando entre decenas de páginas bañadas de publicidad camuflada bajo nombres como Tarot y "te echo las cartas por diez euros". Me mofo de un título centelleante en el lateral del buscador que asegura que por dos cientos euros alejará el demonio del cuerpo de mi suegra. Ni siquiera tengo de eso.
Sigo buscando y doy con una página que me llama la atención. Después de tanto divagar me decido por ella porque empiezo a estar cansada de información vacía y de tiempo perdido.
Su fondo es negro y las letras están en un color hueso que resalta por el contraste. Su simpleza y la apariencia circunspecta que brinda el portal me hacen leer con atención las líneas escasas sobre los Erdhes.
"En el término bíblico es seguro afirmar que sólo nueve de los diez ángeles se muestran allí, pero ¿por qué? ¿Cuál es el décimo ángel que no es nombrando en un libro que supuestamente habla de todos ellos? Los Erdhes. Seres mucho más poderosos que un Serafín y con una fuerza que solo es relegada por el poder de Dios. El término tiene un origen difuso pero por su naturaleza y su función, podríamos describirlos como salvadores de Juhvé y Juhvé es la salvación ."
Mis ojos no dejan de leer estas cuatro líneas una y otra vez, tratando de entender exactamente qué es lo que tengo exactamente que escribir en el trabajo. ¿Por qué alguien iba a omitir nombrar a un ángel? ¿Qué hay sobre ellos que han de ser ocultados?
Mi mente no deja de repiquetear una y otra vez con la poca información que he conseguido, tratando de poner en orden las ideas que se agolpan en mi mente cada vez que pienso en todo lo que me ha pasado durante estos días y la información nueva.
Sigo leyendo y veo una dirección anotada al final de la página. Cojo un boli y papel y la escribo; necesito saber más y sé que tal vez lo encuentre allí.
Empiezo a escribir lo que será el borrador de mi trabajo y aunque lo que sé de ellos es poco, empiezo haciendo una rápida introducción entre los ángeles de la biblia que sí se esmentan.
Decido a volver al buscador para divagar un poco en la información y doy con una página que habla también de demonios. De repente, el pulso se me acelera y trato tres segundos en decidirme si dar al enlace que aparece bajo el nombre en gris de un nombre que ha estado en mi cabeza más de lo que habría querido. Isaías.
La página tarda un rato y cuando está a punto de cargarse alguien se sienta a mi lado, desviando mi atención de la pantalla a la persona consecutiva a mí.
El rostro del chico que tengo al lado se me hace sumamente conocido pero aún no logro reconocer quién es. Se muestra sonriente y su risa resuena por la habitación cuando cae en la cuenta de que no sé quién es.
–No me recuerdas, ¿a que no? –Dice negando con la cabeza.-
–Bueno, si te sirve de consuelo me suenas de algo. –Digo tratando de ser amable.–
–Soy Darren, el chico al que casi desmembras cuando pediste sushi. –Dice en tono jocoso.–
De repente la realización cae en mí y me río, recordando incluso que el papel de su número telefónico sigue en la mesa de mi habitación.
–Claro Darren, cómo olvidarte. –Río.– Quiero decir... jamás me habían entregado un número telefónico de nadie imprimido de ordenador. –Digo mirándole, tratando de saber si ha descubierto que bromeo o si mi rostro serio ha conseguido convencerle.–
–Te prometo que eso se puede explicar. –Se excusa y no puedo evitar reír.–
–Está bien, sólo jugaba contigo. –Digo golpeándole suavemente en el hombro.–
–Bueno. –Dice rascándose la nuca.– Dado que no me has llamado, ¿querrías ir mañana a tomar algo?
Le enarco una ceja y le miro, tratando de buscar cualquier excusa que me libre de tener que salir con él. Pero su rostro adorable y la ilusión que parece estar poniendo en salir conmigo me hacen asentir, hecho que él me lance una sonrisa coqueta.
De repente, un sonido sale de mi ordenador anunciándome que tengo un nuevo correo y mi mirada lo busca, tratando de averiguar qué pone pero pierdo el interés cuando veo que es simple publicidad pero mis ojos van más allá y leen la página ya cargada frente a mí.
Significado de Isaías: Salvador de Yuhvé, Yuhvé es mi salvador.
Siento mi sangre drenarse de mi cara y las manos temblar; esto no está pasando.
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Un ángel no puede morir | Harry S.
FanficÉl la hace vulnerable. Ella es su puente hacia la luz.