"La vida es una concatenación de planes, sin ellos, el más perfecto andar se convertiría en caos".
—Disculpe, joven —llamo la atención de la belleza Brasileira. Es el auténtico cuerpo de Río, mujer de largas piernas, pecho voluptuoso marcado por la parte de arriba de un sexy bikini y una piel tostada, perfectamente bronceada; cabello en ondas que se deslizan por sus inmaculados hombros, por los que yo querría resbalar también—, necesito prepararle un caldo a mi hijo, pero no sé cuál de éstas marcas de sopa es mejor —su primera reacción es fruncir el ceño, sin embargo, un fantasma de sonrisa se asoma en la comisura de sus labios. Para mi buena suerte, al parecer esta mujer es un tanto confianzuda. Toma ambas latas en sus manos y las analiza.
—Depende, ¿qué edad tiene tu hijo?
—Cinco —respondo rápido, sin dudar.
—Pues escoge ésta —recomienda poniendo la lata en mi carro de compra—, es una sopa de letras, quizás no coma mucho, pero se va a entretener.
—Una madre no diría eso —dudo—. ¿O sí?
—Está usted en lo correcto —me sonríe y también lo hago.
—André —me presento, mientras tomo su mano y deposito un beso en ella.
—Eduarda.
—Gracias por la recomendación, Eduarda, llevaré un lote de esto que seguro mi hijo disfrutará. Es todo lo que necesito para que sobreviva esta semana.
—No hay de qué, es un placer ayudar a un hombre extraviado —me alejo, sonriéndole. Capto como se queda observándose a medida que me distancio más de donde está. Procuro no perderla de vista y verificar el momento en que salga del supermercado. Ella va al área de cuidado personal y toma algunos botes de crema y más cosas de esas que les gusta usar a las mujeres.
Me dirijo al estacionamiento con mi bolsa de compra en manos e identifico a Eduarda entrando sus compras en la cajuela. Termina de montar todo y toma el asiento del conductor. Enciende el motor y paso discretamente por el pasillo de peatones frente a donde está estacionada. Mantengo el paso firme y acelerado. Mirada recta, directo a la puerta de salida. Una bocina llama mi atención.
—Guapo, ¿necesitas un aventón? —dice levantando sus gafas de sol. Curvo mis labios hacia un lado y me acerco a su ventana reposando mis brazos en el borde.
—¿Hacia dónde te diriges? —pregunto casualmente.
—Al sur.
—Yo voy justo en vía contraria, no quiero ser un oportunista.
—No lo eres, no te pregunté a dónde ibas, solo me ofrecí a llevarte a donde vayas, pero si no aceptas mi favor, pues sólo me voy —dice un poco ofendida.
—No lo tomes a mal, pero supongo que tienes cosas que hacer ahora.
—Llevar las compras a casa y quizás salir a tomar algo más tarde —esta mujer es más "abierta" de lo que imaginé, tomando en cuenta su impecable currículo como mercadóloga.
—Eso suena interesante, ¿qué tal si nos encontramos en el KumbiaBar? ¿Sabes dónde queda?
—Nos vemos a las 9 —pone en marcha su vehículo y se desliza por la pista dejándome solo, con palabras concisas y seguras. Dios, cuánto aprecio eso en una mujer. Prometo que va a terminar de la mejor manera.
ize:14.��y'�i

ESTÁS LEYENDO
Letargo I: SOPOR
Mystery / Thriller"Duerme. No existes, no perteneces aquí" Secretos, engaños, sensualidad, suspenso y misterio envuelven la vida de los tres protagonistas en una historia donde nada es lo que parece.