19: Adelise

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"Pensamientos y deseos oscuros se asoman a la superficie, la llevan a preguntarse si en realidad le pertenecen a ella".

Toco mi labio inferior, ahí donde Enzo me ha besado, en realidad yo no le llamaría eso un beso, más bien un suave mordisco, siento como al rubor comienza a hacer presente en mi rostro al tiempo de que mi sangre calienta algunos puntos de mi cuerpo. Debo parar, esto no es bueno, un beso debe tener un significado más que el mero acto físico, pero a quién engaño, deseaba que me besara, aunque después él hubiera desaparecido de mi vida... no, basta, eso no fue apropiado.

Respiro lentamente, entonces me doy cuenta como los objetos a mi alrededor comienzan desdibujarse, mis piernas fallan y mi cuerpo en peso muerto se precipita al sillón, me cuesta respirar. Perderé el conocimiento, lo sé pues mi cabeza está dando vueltas a un ritmo vertiginosos. Saltarme la comida no fue conveniente y ahora lo sé. Aprieto fuertemente los ojos, respiro acompasadamente, eso parece ayudar a que el mareo pase, aún estoy despierta, lo sé porque Bombón reclama mi atención a maullidos desesperados, formo una sonrisa forzada, y acaricio su pelo naranja lentamente con mis dedos.

Entonces la puerta de entrada se abre salvajemente, reconozco el sonido des pasos cuando los tacones resuenan en el suelo. La escucho resoplar y gruñir cuando se para firme frente a mí.

—Fuera —exclama en dirección a Bombón y hace ademán de espantarlo. El gato sisea y trata de arañarla, ella toma un cojín y lo lanza en dirección a Bombón haciendo que éste salga corriendo. —Tenemos una charla muy interesante que tratar, hermanita. Así que has salido con un hombre ¿eh? —su mirada furiosa me paraliza—. Un hombre el cual me pertenece, yo lo había visto antes de que tú pusieras tus horribles ojos inocentes sobre él. ¿Qué has hecho? ¿Te has acostado con él?

—No —digo en un grito ahogado.

—No claro que no, no eres lo suficiente mujer como para atraer a un hombre de esa manera. Aun así, aléjate de él. ¿Me escuchas? Mantente alejada de Enzo Bennett o las cosas se complicarán mucho más.

—¿Por qué me haces esto? —pregunto en un sollozo.

—Ahí está —dice con fastidio—. Siempre la misma pregunta. Tú lo sabes muy bien.

—No, basta, ya no más —digo enderezándome y sorbiendo la nariz.

Sus delineadas cejas se alzan hacia arriba con verdadero asombro. Una carcajada cantarina sale de su garganta.

—Mira nada más, has sacado las garras.

—¡Tú no vas a controlar mi vida nunca más! ¡No voy a permitir que me sigas destruyendo! ¡Fuera de mi casa!

Una sonrisa cruel se dibuja en sus labios rojo carmín.

—Eso ya lo veremos.

***

Mi respiración es entrecortada, pero todo a mi alrededor parece antinaturalmente tranquilo. La puerta se abre y Josh franquea la puerta.

—¿Adelise? ¿Qué pasa? —pregunta precipitándose a mí.

—Ella estuvo aquí —digo, por alguna extraña razón, no deseo llorar, pero aún me siento vulnerable.

—Se lo advertí, le dije que no se acercara a ti.

Josh da un golpe en el sillón, se pone de pie bruscamente y se pasa las manos por su espeso pelo, está tan desesperado como yo. Vuelve a dar otro golpe a un mueble y yo doy un respingo, él me pide disculpas con la mirada, mete las manos en los bolsillos de su pantalón para evitar que su ira se disperse. Lo miro sacar un pedazo rectangular en color oscuro, lo mira un momento, los músculos de sus hombros se tensan y luego se relajan.

—¿Qué sucede? ¿Qué es eso? —pregunto expectante ante su cambio de actitud.

—Nada —responde arrojando el papel al cesto de basura tras él.

—Es por ella.

Él me mira, sus ojos reflejan mi dolor. Se arrodilla frente a mí y me besa la frente.

—Creo que tengo la solución a nuestro problema. Debo irme, te veré mañana. Ya no te preocupes más Ad, Diane desaparecerá de nuestras vidas de una vez por todas.

—¿Cómo?

—Solo confía en mí.

Por alguna razón que desconozco, le creo. Y por esa misma extraña razón sé que ella nunca más va a estropear mi vida. No voy a permitírselo, no esta vez.

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Letargo I: SOPORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora