"Está lista para reclamar lo que le pertenece. Dejará de ser la reina de la oscuridad y eclipsará el sol".
El lugar se diferencia demasiado a los otros bares o discotecas que suelo utilizar cotidianamente, tal vez lo ostentoso de la decoración que parece salida de una película de ciencia ficción, todo plata y blanco y con luces azules neón, sumamente lujoso, caro, inmaculado, y claro, último en tecnología por si todos los presentes necesitamos salir pitando de aquí por alguna redada policial. Porque a pesar de que aparentemente se vea decente, detrás de la cortina de ilusión hay más de un mafioso y algún delincuente experimentado.
La razón por la que estoy aquí, tengo negocios y Rocket es el único que puede conseguirme mis deliciosos, perfectos y extraordinarios cigarrillos, diferentes a los que puedo conseguir en cualquier seven eleven. Me encamino entre las sombras que proyectan las luces de neón, alejándome todo lo que puedo del gentío, no deseo que algún loco me tome como conejillo de indias y me inyecte alguna droga mientras bailo. Al llegar a la esquina del salón, detrás de las cortinas de terciopelo hay un corto y estrecho pasillo, el cual es custodiado por un hombre grande que deja oculta la pequeña entrada hacia otro lugar.
—Hola, Hercules, necesito pasar —aleteo las pestañas.
La boca de Hercules forma una ligera sonrisa sacarrona.
—¿Contraseña? —exige, el acento italiano aún es notable a pesar de los años en esta ciudad.
—Oh, vamos, ya me conoces y debo decir que mucho mejor a todos esos clientes de ahí dentro —le recuerdo poniendo una mano en su bicep. Él toma mi mano y la aparta.
—Estoy en el trabajo, Diane —se queja con sufrimiento, se que hace un gran esfuerzo para no besarme.
—Bien, bien, acércate. Casi tiene que doblarse en dos para que mi boca quede en su oído, le susurro la clave, el asiente, se aparta hacia un lado, el pasillo es tan delgado que su duro pecho queda muy junto con el mío, me remuevo con toda la intensión de emocionarlo un poco. Finalmente soy liberada, abro la puerta y entro, no sin antes sentir una palmada en el trasero por parte de mi ex amante.
El interior de este pequeño club mucho más privado y oculto queda lejos de todo el gentío y voces de allá afuera, mientras camino asiento con la cabeza a los hombres conocidos y les hago un giño a los nuevos ojos que me miran.
—Dichosos los ojos que pueden apreciar tanta belleza —dice Rocket en español, levantándose de su "trono", me recorre de pies a cabeza y se acerca a mí.
—Hola, cariño —la palabra parece gustarle, pues se hincha como pavo—. ¿Tienes algo para mí? —alza una espesa y perfecta ceja oscura.
—No puedes dejarme disfrutarte un momento, verdad querida, vienes directo al punto.
—Aunque no dudo que seas un manjar, no me gusta mucho mezclar el placer con los negocios, lo siento —suelta un suspiro cansado.
—Bueno, te pierdes de todo esto —se señala a sí mismo de forma teatral. Su piel morena brilla bajo las tenues luces, incluso su calva, no es mucho mayor que yo, tiene un cuerpo atlético y unos hermosos ojos azules; es definitivamente alguien con quien me gustaría enrollarme... pero prefiero mi dinero por encima de esa exquisitez. Luego de rebuscar en un portafolio, desliza por la mesa una caja plateada.
—De los mejores —asegura.
—Sin duda —los tomo y los guardo en mi bolso, luego extraigo un poco de dinero y se lo devuelvo—. Tú paga, la otra mitad para la inversión.
Él toma el dinero, lo transforma en un abanico y lo huele.—Ah, delicioso ¿sabes que guardan tu olor?
—Vaya, que triste que te conformes con eso.
—Algún día, Diane, algún día te tendré justo aquí —pone su dedo índice en su escritorio de caoba. Alzo una ceja y sonrío con malicia.
—No tardes mucho, cariño.
—Eres una desgraciada, aparta esa mirada oscura y maliciosa o no respondo de mí —suelto una carcajada.
—Bien me voy, tengo cosas que hacer —me acerco a él y le regalo por compasión un beso en la comisura de sus gruesos labios. Rocket suspira.
—Te lo triplicaré —apunta con la cabeza el fajo de billetes.
—Eso espero, hasta pronto cariño, no me extrañes demasiado.
Voy a pedir mi tercer Martini cuando la persona que está aún lado de mí, le dice al barman que él me invita lo que sea que esté tomando, él pide una cerveza.
Me giro para encararlo, casi me caigo del banco alto cuando le reconozco, pero me compongo al instante. Parece tan cambiado, pero sé que es él.—Vaya, miren quién ha volado lejos del nido —digo con acidez.
—Te diría que me alegro en verte pero...
—Claro, buscas a tu adorada hermanita —hago un puchero y Josh frunce el entrecejo—. Bueno, evidentemente no la encontrarás aquí, mejor espera a que sea domingo y ve a una iglesia.
Mi hermano me asesina con la mirada y murmura una blasfemia dirigida a mí.
—¿Ella sabe que estás aquí? -pregunta luego de un tenso silencio.
—Probablemente —respondo sin darle importancia y jugueteando con mi copa.
—Aléjate de ella —ordena Josh con los dientes apretados.
Alzo ambas cejas y me echo hacia atrás fingiendo sorpresa.—Pero si el niño de mami ahora es todo un hombre.
—No estoy jugando, Diane, más te vale que no te acerques a Adelise o me encargaré de hacerte sentir su sufrimiento como el tuyo propio.
—Uy, qué rencoroso, y yo que por un momento en verdad creí que venías a verme. De todos modos ¿cómo supiste que estábamos aquí?
—Adelise habló con mamá hace unos días.
Me ahogo con el licor y empiezo a toser. ¡Esa zorra! Me las va a pagar.
—Sorpresa, sorpresa —se burla Josh.
—No puede ser posible.
—Lo es, por eso es que estoy aquí. Vine para buscarla a ella y me encontré contigo eso no es una coincidencia que presagié algo bueno, hermanita. Te lo repito —su rostro se acerca al mío, por un momento su mirada amenazante logra intimidarme—. Aléjate de ella o te haré pagar el haber hecho que huyera.
Y sin más salta del banco y se va dando pasos firmes y furiosos. Parece absorto en sus pensamientos, está por evitar a un par de chicas ya borrachas cuando un hombre se interpone en su camino, intercambian unas palabras y el hombre le entrega una tarjeta. No alcanzo a distinguir su semblante inicial, pero cuando el hombre se va, Josh gira hacia a mí, me sostiene la mirada y sus labios forman una sonrisa cruel mucho mejor que la mía, trago con fuerza.
Puedo sentirlo, su odio hacia mí.Lo que es mucho peor, puedo percibir mi propio miedo.

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Letargo I: SOPOR
Mystère / Thriller"Duerme. No existes, no perteneces aquí" Secretos, engaños, sensualidad, suspenso y misterio envuelven la vida de los tres protagonistas en una historia donde nada es lo que parece.