"Desea quedarse por siempre, no solo en la oscuridad, también cando sale el sol".
La música hace que mi corazón golpee contra mi pecho a ese ritmo acelerado, los cuerpos a mí alrededor se mueven en sincronía. Siento el sudor resbalar por mi espalda, algunos de mis cabellos ya se pegan a mi frente, los pies me duelen por permanecer tanto tiempo de pie, pero no me importa, sigo moviéndome al son de la canción electrónica que me revitaliza.
Algunos minutos, después estoy sentada junto a la barra, el barman me tiende la bebida y me guiña un ojo antes de concentrarse en el siguiente cliente, esbozo una sonrisa en agradecimiento. Me gusta el efecto que tengo sobre la mayoría de los hombres. Nadie parece poder resistirse a estos labios rojos y ojos color chocolate —y no los culpo—, después de todo ellos salen ganando tanto como yo, un placer infinito.
Vuelvo a la pista abriéndome paso entre la multitud de cuerpos y el pesado ambiente; la música ha cambiado a una más sensual, me detengo justo en el centro y comienzo a moverme, con pasos lentos, fluidos y precisos. De pronto la gente a mi alrededor se hace a un lado, dejándome más espacio para desplazarme, muevo mis caderas, los brazos y las piernas al compás de la música y los reflectores que ahora solo parecen iluminarme a mí. Miro hacia la barra, incluso los individuos que antes se concentraban es sus bebidas, están mirándome, me gusta que la gente me preste atención, amo sentirme admirada, adorada. Le hago una señal al barman invitándolo a venir hasta aquí con el dedo, él sonríe, la gente lo mira esperando su respuesta. Arquea una ceja y pone una sonrisa retadora en su cara antes de cruzar la barra de un salto ágil. Viene hacia mí con pasos decididos, el pantalón se ajusta a sus piernas fuertes, la camisa negra lo hace a su ancho y tonificado pecho, las mangas remangadas hasta los codos, dejan a la vista unos fuertes brazos. Nuestras miradas no se han desconectado ni un solo momento, me acerca a él con un movimiento brusco que no hace otra cosa más que aumentar mi expectativa y mi excitación. Pega nuestras frentes un momento mientras seguimos la música, luego se posiciona detrás de mí, su mano descansa sobre mi vientre, sus dedos largos hacen una presión exquisita en ese lugar. Siento su pecho duro contra mi espalda, sus caderas moviéndose al unísono de mi cuerpo, su pesada respiración en mi cuello y sus labios rozándome la oreja.
Me dejo llevar por esas sensaciones, por la música, por el alcohol que corre por mis venas, me dejo llevar por la oscuridad, me dejo llevar por ese extraño. Y todo lo demás desaparece cuando las personas comienzan a bailar de nuevo, compactando el espacio, pegándome más al hombre, el cual no sé ni su nombre, pero baila terriblemente bien. Siento su húmeda lengua recorrer el lado izquierdo de mi cuello antes de que la canción termine y él regrese a la barra.
Salgo del establecimiento, a comparación del interior, afuera el aire es más frío, me abrazo a mí misma, el corto vestido negro que llevo no ayuda mucho para conservar un poco más de calor. Me adentro al primer taxi que permanece parado junto al arcén, le indico mi dirección y el conductor asiente pisando el acelerador. Mientras tanto yo miro por la ventana como el lugar donde me he perdido esta noche se aleja más y más con la distancia, hago una nota mental que debo volver luego terminar en un lugar más íntimo lo que el desconocido y yo iniciamos en la pista de baile esta noche. Unos minutos después al fin llego al recinto de departamentos, le pago al conductor regalándole una buena propina, bajo del auto y me apresuro a entrar. Voy directo hacia el ascensor ignorando al vigilante de turno, presiono mi piso y cuando la caja de metal se detiene unos metros más arriba salgo mientras me voy quitando los zapatos altos, recorro el pasillo descalza hasta que por fin estoy dentro de mi departamento. Apenas y cierro la puerta dejo caer mi vestido al suelo y me adentro en la ducha, deshaciéndome del olor a cigarrillos, sudor y licor. Me miro en el espejo cuando termino, el rímel se me ha corrido y ahora parezco un mapache, me deshago del resto de maquillaje y antes de salir del baño y apagar la luz, escribo con un lápiz labial rojo en el espejo mi nombre. Diane.
Las sabanas son frías y reconfortantes contra mi piel desnuda, suspiro esperando que un nuevo día comience y traigo consigo tanta diversión como esta noche.

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Letargo I: SOPOR
Mistério / Suspense"Duerme. No existes, no perteneces aquí" Secretos, engaños, sensualidad, suspenso y misterio envuelven la vida de los tres protagonistas en una historia donde nada es lo que parece.