Entonces, pasaron tres semanas en aquel dulce recuerdo en el que el pequeño Armando, con harapos, rasguños y una herida que sanaba de por medio, llegó a su vida de manera inesperada. Armando había decidido quedarse al lado de Miriam un tiempo más. Después de todo, ella le ofrecía comida y él la compañía que a ella le hacía falta.
— ¡Me pateó! ¡Me pateó! — exclamó emocionado mientras despegaba su cabeza de la panza de Miriam, quien asintió con una sonrisa.
—Lo sentiste esta vez.
— ¡Si! Al inicio no te podía creer que tuvieras cinco meses. Después de todo, no se te nota mucho la panza. — Armando acarició la panza desnuda de Miriam.
—Eso es porque tengo espacio en mis caderas y ahí se acomodó mi bebita. Bueno, eso dijo el doctor...
—''¿Bebita?'' ¿Cómo sabes que es niña? ¿Él te lo dijo?
—Nop. Pero estoy segura de que será una hermosa niña.
Armando miró la panza sin despegar sus manos de ella y entonces le susurró:
—Espero que si seas niña, porque de lo contrario nacerás con un gran trauma— Miriam le soltó un ligero zape mientras ambos reían.
—Tonto. No nacerá con traumas. Y si ha de tener alguno, será por tu culpa.
— ¿Por qué mía?
—Por feo. Me dirá ''Mami, ¿porque dejaste que semejante niño tan horripilante se me acercara?'' Debo comenzar a pensar en una respuesta para ella.
—Bruja. — masculló Armando, en broma.
Con el tiempo que habían pasado juntos, ambos comenzaron a llevarse bastante bien. Miriam representaba la imagen de una hermana mayor y Armando, la de uno menor.
A esas alturas, Miriam había conseguido un trabajo, en teoría sencillo, que consistía en cuidar a una mujer mayor que se encontraba en un pésimo estado de salud. La mujer, de cabellos blancos y piel manchada por la edad, se negaba rotundamente a visitar un hospital. ''Si entró será para no salir jamás'' siempre le decía a sus hijos y ahora, incluso a esa hermosa muchacha que se encargaría de cuidarla por las mañanas y parte de las tardes.
El acilo de ancianos, al que siempre la invitaban con la mayor cortesía posible, tampoco figuraba en su lista de intereses, y siempre los ahuyentaba a gritos para que la dejasen en paz. ''Si he de morir, será aquí, en mi casa. Justo donde vi crecer a mis hijos. '' La mujer vivía prácticamente sola, y sus hijos la visitaban recurrentemente. Parecían buenas personas: Una hija de veinte, y un hijo de veintiocho. Ambos de atractiva apariencia y modales ejemplares. Él tenía una familia y trabajaba todo el día para poder mantener su estancia en la zona C. mientras que ella, estudiaba la universidad y por ende, vivía cerca de ésta, en la zona B. Así que, viese por donde se viese, ambos tenían vidas ajetreadas y no disponían del tiempo suficiente para cuidar de su enferma madre, así que contratar a alguien que se encargara de ella era la mejor opción que tenían.
Al inicio, a la mujer no le pareció muy buena idea, y se mantenía reacia ante todo lo que Miriam decía, hacía o pedía. Postura que le duró poco, ya que, al ser una muchacha que pronto seria madre, la empatía pudo más con ella. A los días, ambas se hicieron amigas.
Mientras tanto, Armando se encargaba de las tareas del hogar las cuales le resultaban absurdamente sencillas y por sobre todo, irónicas, puesto que en esa abandonada construcción no había mucho que hacer. Lavar los pocos trastes que tenían, los cuales consistían en solo tres platos de plástico; dos extendidos y un solo tazón. Dos ollas magulladas; una para la comida y la otra para hervir agua para café. Los dos vasitos de plástico y los cubiertos. Simple. Sin embargo, la única tarea que le pesaba demasiado, era la de acarrear agua para lavar y para uso personal, ya que el único sitio de donde podían obtenerla era de una construcción – también abandonada- algo alejada de donde ellos Vivían. Habían considerado mudarse a esa casa a medio hacer, pero quedaba a espaldas de un conjunto de casas de dos pisos y esa construcción era la que tenía menos paredes y un techo a medio camino.
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A través del Cristal
Science Fiction¿Alguna vez te preguntaste, como seria vivir dentro de una pecera, una jaula, o incluso dentro de una caja? Yo jamas lo he hecho. No es necesario. ¿Como hacerlo si mi gente y yo nos vemos obligados a llevar vida semejante? #CheryllsAwards ...