"Donde hubo fuego. Cenizas quedan"
Narra Angela
Me hubiese gustado no salir llorando de esa habitación. Haber sido más fuerte y haber aguantado como siempre lo he venido haciendo. De pronto me pongo a pensar si en realidad es esto lo que quiero, si no quiero volver a verlo más, si solo es mejor tenerlo como un amigo a como me hubiese gustado o simplemente me pongo a pensar si puedo seguir soportando el verlo o más bien el llegarlo a ver con otra chica, una que no sea yo; no sé si a esto se le pueda considerar masoquismo, pero no quiero perderlo, por más que me duela, aunque supongo que es lo mejor tanto para él como para mí.
Tal vez sea tan indecisa como en ese entonces, mi mente está tratando de adaptarse a las cosas que hoy van llegando a mi vida, como Edwin, aunque siempre tuve mi sospecha, nunca imagine que en realidad lo fuera. Y luego de enterarme sus verdaderas razones por las cuales llego a mí, creo que me reduce más los pocos sentimientos positivos que podía tener por él.
Entrar al cuarto, con mis ojos hinchados, seguramente el maquillaje todo corrido y con mis mejillas ampliamente rebosantes del tono rojo que las caracteriza. Me lance a la cama, sin importarme que ropa llevase puesta o si era la más indicada como para dormir, la verdad no quise prestarle mucha atención a pequeñeces como esas cuando mi corazón seguía doliéndome y mi cabeza daba punzadas. En ese momento... es ese preciso instante cuando coloque mi cabeza sobre mi acolchonada y suave almohada, sentí mi mundo caerse, mis pensamientos nublarse y mis entrañas estremecer con cada respuesta que me dio... en ese momento, no me sentía nada bien.
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No era un buen día. No había dormido nada bien, tenía unas ojeras del tamaño de un elefante –– Aunque suene exagerado–– lo único que he hecho aparte de bañarme y medio desayunar, es dar vueltas por todos los alrededores de la mansión, como si fuese un turista ya acabo de llegar y mi primer destino fuese este. No he visto ni siquiera a mi padre, ni a mi nana, desayune primero que todos, ya que la verdad aun no me sentía muy de buen humor como para sonreírles como si nada.
Llevaba mi suéter gris encima, unos leguis negros y mis zapatos del mismo color del suéter, mi coleta y mi falta de maquillaje en la cara demostraban lo poco interesada que estaba por verme bien.
Camine por más de dos horas, hasta que llegue a mi lugar favorito y a mí parecer el más tranquilo de todo este caótico lugar, el jardín de rosas. Pero claro como hoy no era un lindo día, estaba Marc y Adam sentados en una de las bancas y al percatarse de mi presencia me llamaron y me invitaron a sentarme con ellos.
––Ann, justamente hablábamos de ti––Sonrió Adam
No tenía interés en lo absoluto sobre su conversación con Marc, pero no podía ser tan descortés sí que le di una sonrisa convincente, tanto como para no hacerlo caer en polémica sobre mi estado de ánimo, que simplemente se creyó mi falsa sonrisa y prosiguió con lo que venía diciéndome al notar aun mas mi falso interés por saber.
––Marc me contaba sobre su cita y sobre lo mucho que te va a extrañar
–– ¿Lo mucho que me va a extrañar? ––Pregunte confundida–– ¿Te irás?
Adam se levanto de la silla, dijo que tenía algo que hacer, pero yo sabía que solo era una excusa para dejarme sola con Marc. De todos modos, me senté a su lado, el me sonreía de oreja a oreja y detallaba mi rostro, mientras yo mantenía la misma cara de intriga que poseía desde el momento en que Adam dijo que me extrañaría.
––Me iré hoy, dentro de un rato––Dijo con una sonrisa un poco débil
––Pensé que te irías dentro de dos semanas, ¿Por qué de pronto me dices que hoy te vas?
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Jugando a Casarme
RomanceTodo se remota a la antigua Grecia.... Okey... eso no sonó como esperaba, mejor dejemos los rodeos, Mi nombre es Angela Christina Villa Real Deluque (Ya se que mis apellidos son extraños, pero yo creo que mi vida es mucho mas extraña), pero todos me...