Capitulo 22 "Información Sospechosa"

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POV Dash

-Bien mocosos, salgan por favor. -dijo el maestro Makavarov a los que aun estábamos en su oficina. Juvia le contó lo que le había sucedido, y aunque me parece imposible de creer que estuviera enferma por cuatro días, los análisis clínicos lo comprobaron. -Todos excepto Dash. -lo mire sin expresión alguna, aunque algo sorprendida.

-¿Por qué solo ella? -pregunto Blaze a la defensiva. Siempre se ponía así cuando alguien quería hablarme en privado, era demasiado sobre protector.

-Necesito que me cuente lo que le paso. -respondió el maestro manteniendo su postura. -Ustedes vayan a hablar con Mira sobre la fiesta, mientras Dash me cuenta lo sucedido.

Natsu iba a replicar pero Scarlet lo cayó.

-Hagan caso al maestro. -dijo seriamente. Notaba que estaba tan interesada como ellos por escuchar lo que tenía que decir, pero no iba a contradecir al jefe. -Vamos, salgan.

Entre quejas y réplicas todos abandonaron la habitación, incluso Blaze salió pero dejando en claro que estaría esperando en caso de que necesitara ayuda. No veía necesidad de tanto alboroto pero así era él.

-Muy bien, ¿quieres decirme que pasó? -preguntó el maestro una vez que todos se fueron.

-Supongo que conoce la historia hasta la parte en la que a Scarlet, Blaze y a mí nos comienza a faltar el aire.

-Así es. Erza me contó hasta donde recuerda.

-Pues, desperté dentro en una carreta esposada de manos y piernas, pero no con esposas normales, estas no se rompían sin importar cuanta fuerza les aplicase. -explique intentando recordar bien cada detalle. -Había dos hombres conduciendo la carreta, uno de ellos por lo que escuche se llamaba Rai, y el otro no lo sé, no dijo su nombre. -el maestro me escuchaba atentamente sin mostrar emoción alguna. -Llegamos a una ciudad, que por lo que Juvia dijo debía ser, Kunugi.

-La conozco. -dijo él frotándose el mentón. -Está pasando Onibas, quizás se detuvieron allí en algún momento.

-No mientras estuve despierta. -retomé. -Desde entonces, solo paso una hora hasta llegar a la ciudad, y cuando se adentraron en ella unos hombres los detuvieron.

-¿Sabes por qué?

-Según lo que pude escuchar, ellos tenían ordenes de inspeccionar carretas.

-Debe ser por los Spriggan. -murmuro para sí. Aun así lo oí. -¿Qué mas paso?

-El de nombre desconocido se puso a pelear con ellos, o al menos eso creo. Yo conseguí quitarme las esposas tironeando todo lo que pude. -dije mostrando las heridas de mis muñecas. -Cuando me libere escape de la carreta y me tope con el tal Rai. Él tenía mi espada asique comenzamos a pelear, y con algo de esfuerzo lo deje inconsciente. El desconocido peleaba con los tres que había pedido ver la carreta y yo pensaba ayudar, pero, por alguna razón, mi cuerpo se sentía muy cansado asique me escabullí entre la gente antes de que alguno me viera y caminé por las calles sin rumbo alguno.

-Y allí te encontraste a Juvia ¿verdad? -dedujo él mientras repasaba lo que le había dicho. -¿A qué crees que se debiera ese cansancio?

-No puedo afirmarlo, pero creo que tuvo que ver con la falta de respiración. Recuerdo que me dolía un poco el pecho durante la pelea. Y, en cuanto a Juvia, me la crucé cuando ella salía de lo que debió ser un enfermería, en el camino de regreso me contó lo que le pasó y me mostró los papeles que confirmaban su versión. -respondí dudosa. El maestro pareció tan descontento como yo con la respuesta. Nada de lo que había pasado era normal, pero aun así yo no diría más. Si este problema se repetía yo misma le pondría fin. –El chico al que me enfrente, Rai, usaba un tipo de magia muy rara. Sus ataques eran como corrientes y tornados.

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