Capítulo 27 "De Estación en Estación"

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POV Erza

Esperamos pacientemente a que el tren llegara. Esas fueron las dos horas más largas de mi vida. Aunque no solía quejarme de la espera, normalmente era paciente, pero esta vez lo que había pasado durante el día no dejaba de darme vueltas en la cabeza. Como habíamos pasado de tener una tarde normal a estar en una comisaría.

Al pensar en ello desvié la vista a la mocosa que permanecía sentada en un rincón con su gato sobre su cabeza. Ambos parecían dormir, pero sabía de sobra que ella permanecía atenta a cualquier cosa. Sobre todo porque hace unos minutos escuche a Natsu en los asientos de atrás que charlaba con ella, aunque de la conversación que tuvieron solo entendí lo que Natsu decía, aun así pude armar parte de ella. Y además, ahora sabia que ella tenía buen sentido auditivo, eso despertaba más sospechas.

Esas dos horas que tuve que esperar también me sirvieron para razonar lo que había hablado con Jellal. Según él, solo 6 niños eran huérfanos en Arceus antes de que éste desapareciera, pero ninguno era la mocosa.

"Aunque, Blaze bien había confirmado que sus padres jamás hablaron de ella", pensé intentado unir puntos. "Si nadie sabía de su existencia es lógico pensar que no hay registros de su nacimiento".

Saqué de mi bolso la libreta en la cual tenía anotado los nombres de los huérfanos de Arceus y los releí. Casi podía aprenderlos de memoria, pero ninguno llamaba la atención y además...

"¡Que estúpida!", pensé sobresaltándome. "Debí decirle a Jellal que me dijera si esos huérfanos aun estaban con vida".

No era una teoría muy realista, pero si existía la posibilidad de que algún huérfano de Arceus hubiese salido del continente antes de su extinción es posible que este conociese a la mocosa. Después de todo ella también debió vivir en las calles al igual que ellos.

Anoté el recordatorio de llamar a Jellal en cuanto volviéramos a casa. Ahora no podía hacerlo, no solo porque tendría que aguanta sus quejas por despertarlo a esas horas, sino también porque la mocosa podría oírme.

"Vaya forma de perder mi tiempo", pensé recostándome en la estúpida banca. Era la peor noche que había pasado y todo por la tonta idea de la mocosa esa. "Bueno, siquiera atrapamos a los malos. Y la recompensa no estuvo mal.", saqué el sobre y me dispuse repartir el dinero en seis partes iguales. No era muy difícil, serian 100.000 para cada uno. Aunque seguro Lucy se sentiría más a gusto con ello. Después de todo, ella siempre se quejaba de que jamás llegaba con la renta.

-¿Qué haces? –escuché murmurar detrás de mí.

-Divido la paga. –respondí también en voz baja sin voltear.

-¿Exactamente para qué sirve? –cuestionó pasando a mi lado y sentándose frente a mí. –No sé como los demás están cómodos sobre estas cosas. –dijo refiriéndose a los bancos.

-Es lo que hay. –dije una vez que todo estuvo acomodado. Frente mi la mocosa se había acomodado sentada como indio y solo observaba las montanitas de billetes sin ningún interés. –Puedes comprar cosas con él. –explique refiriéndome al dinero. -¿Nunca lo habías usado?

-No. –respondió tomando uno de los montones. –Si Blaze o yo teníamos hambre recurríamos a lo que la naturaleza nos diese.

-¿Y la ropa? –cuestioné buscando algunos sobres en los cuales guardar cada montón. –Supongo que no viviste usando lo mismo.

-Lo creas o no, si. –dijo sonriendo. –Siempre que mi ropa se ensuciaba buscaba donde lavarla, y si se rompía, pues, a veces en los lugares donde pasaban cosas malas y con Blaze las solucionábamos, las personas nos recompensaban reparándola. Incluso me enseñaron a hacerlo.

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