Capítulo 44 "Se Acabaron las Mentiras"

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(Erza)

El viaje de regreso se hizo demasiado largo, aunque tenía la intención de averiguar donde había estado la mocosa mi mente no podía concentrarse en nada que no fuera la imagen del gremio. Me traía recuerdos horribles de todas las veces que mis compañeros habían sido atacados y su hogar destruido.

-¿Qué crees que haya pasado? -oyó que Lucy preguntaba a Gray.

-Nos tendieron una trampa. -afirmó este serio.

-¿Como supieron que iríamos inmediatamente tras ellos? -cuestionó Minerva a nadie en particular. -Incluso si lo hubiesen estimado, estaban demasiado atentos.

-Lo noté. -comentó Yuka. -Bastante sincronizados con todos sus movimientos, como si supieran qué haríamos y cómo lo haríamos.

-¿Tendrá que ver con sus magias? -preguntó Cheria. -Estas personas están en un nivel muy diferente.

-Puede ser. -dijo Minerva. Estuve consciente de que me dirigió una mirada de suspicacia que ignoré con todo propósito. No quería llenarme la cabeza de ideas sobre lo que sucedió en la montaña, mi único interés estaba en volver a casa a como diera lugar.

-Ya estamos cerca. -anuncio Lili entrando por la ventana en ese momento.

Ingresamos a Magnolia en completo silencio, con cada movimiento sentía que una opresión crecía en mi pecho. Intuí que Lucy y Gray debían sentirse igual, ya que sus rostros dejaban mucho que desear. Aunque Gray era indiferente la mayor parte del tiempo podía ver en su mirada lo preocupado que estaba. Con Lucy no era necesario, ella dejaba ver sus emociones como un libro abierto. Su cuerpo temblaba cada tanto y su mirada era triste. No quise decirle nada, probablemente yo me veía igual de mal.

Los demás permanecieron callados, no sé si por lo incomodo que era todo o por respeto a nuestros problemas.

Así, llegamos a las puertas del gremio. Estas, estaban abiertas de par en par, adentro no se veía a nadie, pero había rastros de un combate reciente.

-¿Entramos? -cuestionó Lucy. Nadie respondió.

Miré al resto de los gremios. Sus contornos a penas se distinguían. El sol se estaba poniendo y la luz anaranjada que emanaba de él hacía ver sus pieles bastantes rojizas.

-Deberían hacerlo. -dijo finalmente Yukino observando a la rubia.

-Nos quedaremos aquí si lo necesitan. -afirmo Lyon.

Asentí lentamente y voltee nuevamente a las puertas. Los demás dragon slayers habían bajado de la carreta, pero aun intentaban recuperarse del mareo. Sin embargo, Natsu se puso en pie en medio del tambaleo y fue sujetado por Lucy.

-Hay que ver al abuelo. -dijo en voz baja.

Minerva se acercó a donde estaban Sting y Rogue. La mocosa estaba intentando hacer que este último se pusiera en pie. Minerva, junto a Yukino, levantaron a Sting que parecía ser el que menos intenciones tenía de volver a estar en pie. Gray se encargó de Gajeel, con apoyo de Lili. Y Lyon cargó a Wendy.

Nos adentramos en el gremio y, en cuanto estuve dentro, solté un suspiro de indignación. Los demás, detrás de mí, seguramente quedaron boquiabiertos con lo que había. En el centro del escenario, las cortinas que lo cubrían estaban semirasgadas y, en el centro de la misma, estaba pintado el emblema del sol y la luna. Todo estaba en total destrucción, escombros de mesas y partes de la pared se habían rescrebajado , el suelo estaba totalmente sucio y el escenario estaba hundido justo en centro dando la apariencia de haber sido partido en dos.

Presioné mis puños por la ira y rápidamente comencé a buscar rastro de los demás. Sin duda, si los elegidos habían querido dar un mensaje, había sido fuerte y claro.

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