II

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Había sido una noche dura para Emma, se despertó casi 6 veces por las pesadillas que tenía, y al instante se volvía a dormir por el agotamiento, pero ya era hora de que volviera a su molesta realidad.

-Emma... ¡es tu hora de sufrimiento!- dije con tono de nana, era lo más dulce que podía ser. Ella abrió los ojos lentamente, cuando me enfocó los cerró de manera brusca y otra vez los volvió a abrir despacio pero molestos.

-¿Que quieres?- suspiró irritada.

-Que te levantes, hoy hay cosas que hacer.

-¡Jodete!- me lanzó la única almohada que tenía y se cubrió completa con la cobija.

-Emma, si te quedas aquí y no haces nada no vuelvo a dejar que hables con tus padres en sueños- le dije con tono de regaño y chantaje, lo que hizo que se levantara apresurada.

-¿¡Fuiste tú!?-asentí inseguro, Emma se levantó tirando todo al suelo y me abrazó.

-pero que...-no supe que decir.

-Gracias-sollozo-los extrañaba mucho-se pegó mas.

Cuando me soltó me percate que tenía una leve sonrisa en su cara, luego se esfumo tan rápido como llegó.

-Ahora tenderé esto, nos vemos en el...-se detuvo un momento, al parecer cayo en la cuenta de algo importante- ¿Dónde estoy? Este lugar parece bastante lujoso.

-Es tu hogar-apretó la mandíbula.

-mi hogar... yo no tengo hogar, y menos en un lugar tan lujoso que ciega a la gente-Claramente estaba molesta, pero tenía que empezar a aceptarlo, aquí viviría ahora.

-Nos vemos en el comedor, no te pierdas- Me burlé como buen Diablo que soy y salí.

Emma se demoraría, arreglará la habitación y durará un montón en la bañera, mientras podre cuadrar la charla Diablo-Suicida que tendré que con ella.

-¡Diablo!-Una voz potente me llamaba

-¿Que quieres... Padre?-pregunte a modo de burla

-el chico está aquí, murió y está aquí.

-Ehm... te refieres a Ezequiel- cuestione incrédulo.

-Si- Suspiré, eso significaba que las cosas con Emma cambiarían.

-¡Es TÚ culpa!-Escupí molesto.

-¡Lucifer!-Parecía que me fuese a pegar por haber dicho una mala palabra.

-Ay mejor corro que me va a pegar- me burlé

Un sonido por las escaleras me llamó la atención, era Emma con un Jean puesto y una fina blusa.

-Bajaste más pronto de lo que esperaba- fue lo primero que se me ocurrió decir

-¿Eso es un problema?-Ya estando despierta su forma de ser se mostraba completamente, asustadiza, tímida, insegura de estar aquí

-No, vamos a desayunar- le sonreí elegante y caminé al comedor

Al llegar ella quedó pasmada.

-¿Para que un comedor tan grande? Solo somos dos.

-Uhm, para que sientas la ausencia- le reste importancia encogiéndome de hombros

-Eso duele-murmuró

-ignóralo, piensa que no había más mesas y te toco una grande-se quedó pensando

-Okey-intentó sonreír.

-Toma- coloqué sobre la mesa un plato con comida de apariencia normal, Emma es de esas personas a las que les gusta la comida, pero no por gula, el problema es que en los últimos meses de su existencia mortal dejó de comer bien y estoy completamente seguro de que se negara a comer.

-¿para que?- La miré confundido- hablo en serio, ya estoy muerta ¿Para que?

-Esto es algo que te iba a explicar después pero ya que te adelantaste te lo diré, el infierno es el lugar donde tu alma aun habita en tu cuerpo, aún sientes las molestias físicas, aun te da hambre, te duele si te cortas, sufres por la quemadura del fuego, y si no comes te dolerá el estómago. Nunca vas a morir completamente, pero sí que tu cuerpo sentirá que muere.

-ya me duele todo, el estomago es lo de menos- menciono desafiante.

-pero ahora no te duele el estomago-corregí con una sonrisa brillante a lo que ella bufó en respuesta- eres una niña- negué con la cabeza.

-lo que tú digas-se encogió de hombros y vio la comida como si fuese lo más interesante del universo.

Me puse de pie, esperando no sobresaltarla al igual que esperaba que se dignara a comer, al menos un poco.

-¿A donde vas?- seguía viendo el plato pero de forma desinteresada

-voy a...-la verdad es que no tenía que hacer, los demonios se encargaban de todo y los casos "especiales" como Emma por alguna razón nunca ocurrían a esta hora- Tengo que cuadrar unas cosas- logré decir.

-Bueno-salí sin verla más, tenía que dejarla sola aunque no quisiese.

Ahora debía cuadrar como le diría que su exnovio, el chico más importante en su vida acababa de morir.

Pero primero, tenía que terminar una conversación pendiente con el creador del universo que tiene tiempo para todas sus creaciones menos su fallido ángel consentido Lucifer. 

Mi Infierno es Tu CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora