V. Nunca te vayas de mi lado

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La plateada luz emitida por la luna los iluminaba tenuemente, la serena brisa de la noche chocaba contra sus rostros, moviendo con suavidad sus cabellos. Para ambos era algo que nunca imaginaron, muchas veces habían salido juntos de noche, pero esa noche era especial. Esa noche, esas específicas horas, fue lo más especial que ambos pudieron desear, quizá tuvieron que huir para ser felices, pero según ellos lo valía. ¿Y qué más da?

Dennis había volado un largo rato y ya estaba empezando a sentir el cansancio, distinguió una pequeña plaza no muy lejos y se dirigió hacia allá. Una vez ahí, bajó con delicadeza a Winnie, dejándola en el suelo, se alejó un poco de ella y se convirtió de nuevo en humano. Duró un momento para recuperar el aire, cuando lo hizo, alzó la mirada y la posó en los ojos azules de Winnie, le sonrió y se acercó para darle un suave beso, aprovechando que estaban solos.

Winnie respondió el beso, aún no podía creer que tuvo la enorme suerte de que esa cadena de acontecimientos sucediese. Sí, ella sabía que no podía aplazar ese compromiso forzoso y por eso suplicó a su padre para que la dejara ir al hotel, pero que de su último posible viaje para ver a Dennis terminara en eso, nunca se le ocurrió. Estaba repleta de muchas emociones.

Se separaron para tomar aire, y al verse, empezaron a reír. Era una risa alegre, sin preocupaciones, una risa... feliz. Dennis la tomó de la pata y se fueron caminando por las empedradas calles de la zona.

Una gélida brisa azotó el lugar, cosa que el vampiro aprovechó para pasar su brazo alrededor de ella y acercarla más a él. El ambiente era algo que ambos apreciaban, pero su celular repicó.

Ring. Ring. Ring.

Dennis soltó la pata de Winnie y contestó con un notorio enojo por romperles el momento, al ver el identificador de llamadas rodó los ojos: Clarisse. «Perfecto, van dos momentos que me cortas en menos de un día» pensó, mientras contestaba.

—¿Bueno? —habló Dennis, cortante.

—Dennis, ¿dónde están? ¡Llevo más de quince minutos esperándolos! —se quejó Clarisse.

La expresión del vampiro pasó de enojada a sorprendida y luego a burlona. Había olvidado que ellos estaban en la feria.

—Lo siento, lo olvidé —dijo, aguantándose una risilla.

—Lo olvidaste, vaya, vaya, ¿y cómo por qué razón? —preguntó, en un tono que insinuaba otra cosa.

—En la mañana te explico, y por favor, no pases por la casa —dijo Dennis, y sin dar mayores detalles colgó.

Después de colgar se espabiló un poco, miró la hora en su teléfono y se sorprendió; eran las tres de la madrugada. Debía encontrar algún lugar para dormir, pero... ¿dónde? Usó una aplicación en su celular y localizó los hoteles más cercanos, y por suerte, a no más de tres calles, se encontraba uno en el que podrían pasar la noche.

Volvió a tomar de la pata a Winnie y apresuró el paso. El aire cada vez estaba más frio y el único sonido, además de sus respiraciones, era el zumbido de los insectos, dándole cierta calma al lugar.

Con cada paso que daba se acercaban más al hotel en el que se quedarían y a su vez aumentaba una duda que lo ponía cada vez más nervioso. ¿Dormiría con Winnie, en la misma cama? Si se hubiera hecho esa pregunta ayer o antes no le hubiera afectado tanto, inclusive, ya había dormido estos días con ella, ¿entonces por qué ahora era distinto? Esta vez se habían aclarado sus sentimientos lo que significaba que...

Winnie apretaba el brazo de Dennis más hacia ella, no porque tuviera frío, su pelaje la ayudaba en esos casos, sino por estar mucho más cerca de él. Giró la vista hacia el vampiro y lo vio sumamente rojo, cosa que la divirtió, le parecía lo más adorable que nunca haya visto.

I'm in love with a monsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora