II. Sorpresas

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Ambos añoraban ese abrazo desde hace mucho tiempo, estaba cargado de emociones, sentimientos y anhelos.

Drácula observaba desde atrás con mucha nostalgia, esa escena le recordaba cuando estaba así con Martha; esbozó una sonrisa tenue en recuerdo de su amada y se retiró del lugar.

Ambos se separaron sin apartar la mirada del otro. La primera en hablar fue Winnie.

—Después de tanto tiempo —dijo sonriendo, mostrando sus afilados incisivos—. Has cambiado mucho, eres igual a Jonathan.

—¿Yo he cambiado? —repuso en bromista—. ¡Solo mírate! —Le dio una vuelta tomándola de la pata—. Estás bellísima.

Winnie bajó su rostro avergonzada, mientras que Dennis se sonrojó por lo que dijo. ¿Ella es su mejor amiga? Entonces, ¿por qué se sentía así?

Decidieron salir un rato y hablar, dejando de lado la incómoda situación de hace un momento. Caminaron por el bosque cercano al hotel, recorrido que se le hizo muy conocido a Winnie, si no mal recordaba ese era el sendero por el cual se encontraba su escondite: la casita sobre el árbol. Hablaban de todo, de absolutamente todo, su estancia en sus nuevos hogares, su estadía en las distintas escuelas, Winnie le contaba que ella era la mejor de los trescientos, mientras sus hermanos aprobaban a duras penas, ella lo hacía de gran manera.

En cambio, Dennis le contaba sobre cómo era vivir en California, la mayoría de las veces no ocurría algo interesante para él, la escuela no le parecía entretenida, solo era algo que debía terminar si quería vivir en el hotel, o en su defecto, en las cercanías del mismo.

Continuaron hablando, contándose anécdotas, y luego de un rato llegaron al lugar. Winnie sonrió y abrazó a Dennis por traerla de nuevo a este lugar que tenía tantos recuerdos y momentos de los dos.

Al momento de entrar se les hizo un poco difícil ya que sus cuerpos no se ajustaban a la pequeña entrada. Winnie entró con dificultad, en cambio, Dennis se transformó en murciélago y pasó con tranquilidad.

Una vez dentro, el espacio era amplio, Dennis se convirtió en humano y se recostó contra una de las paredes, y Winnie miraba todo muy ansiosa.

—¿Acaso lo has limpiado? —indagó.

Dennis esbozó una sonrisa y desvió la mirada, sonrojado de la vergüenza. Se rascó la parte trasera de la nuca mientras respondía.

—Sí..., lo hago desde los doce, siempre que me sentía solo venía aquí a leer. Este lugar significa mucho para mí.

Winnie sonrió ante su respuesta y en un descuido se le lanzó encima, dándole un fuerte abrazo. Dennis correspondió el gesto algo sonrojado, pero se sorprendió más cuando ella levantó su cabeza y accidentalmente rozaron sus narices, cosa que hizo que ambos se separaran apenados. Dennis sentía como la sangre se le agolpaba en las mejillas.

El tiempo transcurrió en un parpadeo, y ahora debían volver al hotel. En el trayecto de regreso tuvieron una carrera típica de ambos. Winnie tenía claramente la ventaja, pero Dennis se transformó en murciélago y pudo alcanzarla; en los últimos metros ambos iban parejos, aunque él redujo la velocidad para dejarla ganar.

—¡Gané! —celebró Winnie.

Dennis llegó y se convirtió de nuevo en humano, miró los ojos azules de ella y esbozó una sonrisa alegre.

—Eso veo... —Suspiró—. ¿Sabes?, quisiera hacer esto mismo en California —dijo melancólico. De improvisto sonrió por una idea que le llegó—. ¡Winnie, vamos a California!

La mujer loba ladeó la cabeza, confundida por la proposición del joven vampiro.

—¿Qué quieres decir? —inquirió.

I'm in love with a monsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora