Capítulo 30

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Entramos a su sala y me senté en uno de los sillones.

-Entonces... Liz, todo este tiempo fuiste tú.- cuando la confusión se fue un poco dio paso a la ira del otro día y me limité a asentir.

-Liz, yo...

-¿Por qué?- le dije

-¿por qué que?- respondió preguntó

-¿Por qué todo? Me dejaste plantada, te comportaste como un verdadero idiota, y te odié por eso, te odio.- y sentí como las lágrimas amenazaban con salir, no, no es verdad, mi vista ya estaba completamente nublada por las lágrimas.

-Lo sé, fui, fui un completo idiota, lo siento por todo desde el principio, yo enserio quería ir, te lo juro que si pero...

-Pero ya no importa- dije con la voz entrecortada y las lágrimas abandonaron mis ojos, ni siquiera me moleste en limpiarlas.- ya lo hiciste, me plantaste, tengo que superarlo.

-Liz, por favor, no llores.- decía y la preocupación tiñó por completo su voz. Y se acercó a mí.

-¡No me toques! Estoy bien- dije, quería salir de ahí, no quería verlo, pero algo me lo impedía. Quizás no era lo que en realidad quería y quería estar toda la noche con él.

-Elizabeth, por favor, déjame, déjame compensarte por todo, vamos a empezar de cero yo...

-El problema, Leo, es que no puedo, no puedo fingir que nada pasó, porque pasó. Me lastimaste y pensé que estaba en tus brazos pero era tu hermano.

-¿De qué hablas? ¿Cuando estuviste con Ulises?- dijo y una pizca de coraje lo invadió.

Dude en decirle pero finalmente lo hice.

-El día de nuestra cita, yo estaba llegando aquí al edificio...- calle un poco para controlar mi voz- y me encontré con tu hermano fuera de tu casa, yo estaba muy mal y el solo me abrazo y yo... Creí que eras tú, creí que por primera vez desde que estás aquí te habías convertido en un caballero, amable, dulce, y sentí... No lo sé, me sentí... Bien.- le dije y el coraje se esfumó casi por completo de su expresión, ahora quedaba nostalgia, como si hubiera perdido a los más preciado que tenía.

-Claro que si.- dijo con la misma nostalgia de antes- el perfecto Ulises, actúa de nuevo.- dicho esto se levantó del sofá dirigiéndose a otra habitación.

-No tienes el derecho de comportarte así.

-Esta es mi casa, y hago lo que quiero...

-No, ¡No conmigo!- le dije en un tono más alto- fue tu culpa, si tan solo hubieras llegado, si lo hubieras hecho, créeme que ahora no estuviéramos pasando por esto. No me hubieras lastimado y no hubiera estado con tu hermano, así que no, no tienes el maldito derecho de reaccionar así.- acto seguido me levante y salí de esa casa, no aguantaba estar así ni un minuto más. Salí y me dirigí al bar al que iba cuando lo encontré obstruyendo el pasillo.

¿Te equivocaste? [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora