Capítulo 32

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¿Realmente vale la pena enamorarse?
Digo, el otro día estaba viendo una película, donde la protagonista se enamora perdidamente -y como una estúpida- de alguien prohibido y al final queda destrozada. ¿Para qué arriesgarse? En primer lugar él nunca la quiso, en segundo lugar quedó con el corazón roto. Yo no me arriesgaría con alguien con quien no tengo futuro, bueno, el punto es que estoy sufriendo de una resaca horrible y cuando tengo resaca me pongo a pensar en estupideces. Estoy en mi cama con la misma ropa de ayer, tratando de desviar mis pensamientos, no puedo dejar de pensar en lo sucedido ayer.

Un golpe de una puerta me saca de mis pensamientos y me dirigí hacia mi puerta de entrada. Cuando me levanto el dolor de cabeza se intensifica.

Llego hasta mi puerta masajeando mi cabeza con la yema de mis dedos y con mi mano libre abro la puerta. Esperaba encontrarme a cualquiera menos a él.

-Hola, ¿Te sientes mejor?- pregunta Ulises, lo reconocí de inmediato por el tatuaje en el cuello.

-Me duele un poco la cabeza, fuera de eso estoy bien- le dije con sinceridad.

-Te traje esto.- no me había percatado de que una raza blanca reposaba entre sus manos- es un remedio, para la resaca- dijo al ver mi expresión confusa.

-Gracias- le dije casi en un suspiro- Creo que estoy a punto de estallar y no recuerdo nada, creo que no volveré a beber nunca más.- le dije eso y estalló en carcajadas.

Cuando pudo recuperarse dijo.

-Anda bebe, te va a hacer sentir mejor.

-Es enserio, no volveré a emborracharme.- su sonrisa no había desaparecido. Y me retire de la puerta para indicarle que pasara mientras tomaba la taza entre mis manos.

-Tus manos están demasiado heladas.- le dije al sentir su contacto, realmente parecían dos cubos de hielo.

-Si, mis manos siempre lo están, no es relevante- y pude notar que su expresión cambió y los nervios tiñeron su tono de voz.

-¿Estás bien?- le pregunte.

-Si.- acto seguido toqué su frente y estaba congelada, estaba demasiado helada.

-Ulises, esto no está bien, esto no es normal, tenemos que llevarte al hospital.

-Déjalo, te he dicho que estoy bien.

-No lo estas, vamos- ni siquiera me molesté en cambiarme de ropa, lo tome de la mano, tomé mis llaves y lo arrastre hacia afuera, mi maquillaje no estaba corrido ya que ayer no me había puesto así que todo estaba en orden.

Cuando salimos del edificio el frío viento de otoño nos golpeó en la cara, cuando dirigí mi vista hacia Ulises tenía los labios morados, su aspecto era pálido, cualquier rastro de color se había esfumado. Esto estaba muy mal, entramos al auto y encendí la calefacción en lo más caliente hasta el límite y tome una de sus manos y la llevé a mi boca, y le eché mi aliento, eso ayudaría a calmar el frío un poco. Necesitábamos llegar al hospital ya.

¿Te equivocaste? [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora